La realidad actual de nuestra economía y la educación se encuentra ante retos inéditos. Los recientes acontecimientos económicos y las propuestas que atentan contra el corazón de nuestra educación pública nos obligan, como trabajadores, a elevar nuestra voz en defensa de nuestros derechos y de la educación que nuestro país merece.
La abrupta devaluación impulsada por el ministro de economía, Sergio Massa, que llevó al dólar oficial a $350, representando un decremento del 25% en nuestro poder adquisitivo, no hace más que acentuar las penurias del trabajador promedio. Esta decisión, tomada a espaldas de la ciudadanía y en acuerdo con el FMI, ha repercutido de inmediato en el costo de vida, materializándose en las góndolas y sumándose al reciente aumento del 12.5% en combustibles.
La inflación, que ya ha superado las expectativas gubernamentales para el 2023, amenaza con alcanzar un alucinante 180%. Esta tendencia creciente, lejos de ser una mera estadística, está afectando la vida cotidiana de nuestra gente. Los constantes cambios de precios llevan a comercios a cerrar sus puertas y formadores de precios a aprovechar el caos.
Frente a este panorama, las palabras del candidato Javier Milei, quien abiertamente propone medidas que pondrían en riesgo la esencia de nuestra educación pública, resuenan con un eco perturbador. No podemos permitir que propuestas neoliberales, ya experimentadas y fracasadas en décadas pasadas, vuelvan a poner en jaque a nuestro país. El sistema de vouchers, ya reprobado en otros contextos, y la limitación de derechos constitucionales como el de huelga, son amenazas que no podemos ignorar.
La paritaria docente de este 18 de agosto ha dejado más dudas que certezas. Si bien se acordaron cláusulas “gatillo” mensuales y un aumento en las asignaciones familiares, la cuestión central sobre las condiciones laborales sigue sin respuesta. El deterioro en la seguridad dentro de las escuelas y la precarización laboral persisten y requieren atención inmediata.
La responsabilidad última recae sobre el gobierno provincial. Ignorar la realidad y minimizar los problemas no hace más que potenciar las consecuencias a futuro. Es imperativo enfrentar la situación con un enfoque proactivo y colaborativo, donde todos los sectores críticos se unan para diseñar una nueva agenda pública.
Desde Si.T.E.P. (Sindicato de Trabajadores de la Educación Pampeana), reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de los derechos laborales y la educación pública. Juntos, podremos superar estos desafíos.
