La doctora Ivana Hernández, de la Fiscalía Temática de Delitos contra las Personas de la Segunda Circunscripción Judicial, solicitó la pena contra Diego Torres (37), por el asesinato de Juan Carlos Geraldo (41).
Desde un comienzo la situación del imputado fue sumamente comprometida, ya que fueron varios los testigos que lo vieron en la escena del hecho, la vereda del Metileo FC, el 11 de diciembre de 2016. Ese día Torres acuchilló a Geraldo provocándole heridas que terminaron rápidamente con su vida. Luego se fugó hacia un predio rural donde minutos después fue hallado por la Policía y desde entonces permanece detenido.
En la mañana de hoy se escucharon los últimos testigos que había. Uno de ellos fue el compañero de Geraldo en la banda y después pasaron los policías que estuvieron en el lugar y quienes detuvieron a Torres en el campo que trabajaba.
También declararon dos testigos aportados por la defensa que son la hermana del imputado, que había estado esa noche con él hasta las 4:30 horas; y una persona que pasó por el lugar manifiesta que vio a dos personas forcejeando.
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Tras haberse incorporado toda la prueba se hicieron los alegatos y la fiscal Ivana Hernández pidió 12 años de prisión. “Ya hay antecedentes de casos similares, como por ejemplo Ferreyra-Machuca que se debatió en año pasado; donde se había pedido la misma cantidad de años en un caso similar”, comentó a infopico.com y aseguró “yo creo que fue totalmente injustificada e irracional, no hubo ninguna cosa que diera pauta de alguna pelea. Discutieron porque el fallecido no lo dejaba trabajar, y esta otra persona lo apuñaló”.
La defensa sostiene que hay una legítima defensa, porque dice que Geraldo lo provoco, lo insulto, lo agravio e hizo que reaccionara de esta manera. Entonces pidió la pena que corresponde a lo que es el “exceso en legítima defensa”, que es una pena culposa. Sino pidió que se lo tome como un homicidio preterintencional que tiene una pena de 1 a 3 años.
El homicidio preterintencional se verifica cuando el agresor actúa con la intención de provocar lesiones a otra persona, con un medio idóneo para ello, pero finalmente le provoca la muerte. Así, se tiene en cuenta la intención –que no es la de matar– y el medio –que no debía razonablemente ocasionar la muerte–.
