✍? Por Margarita Cervio

Relatos de General Pico: La biblioteca Estrada, “entre libros y sueños…”

Relatos de General Pico: La biblioteca Estrada, “entre libros y sueños…”
12 Diciembre, 2021 a las 17:00 hs.
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Margarita Cervio

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A pesar de visitar infinidades de veces la biblioteca Estrada, nunca me tocó guiarla, es que su personal es tan atento y esta tan acostumbrado a recibir visitas, que ellos mismos los guiaban y transmiten una pasión difícil de igualar, además tienen una comisión incansable que con el pasar de los años lejos de disminuir, no solo se mantienen sino que siempre están innovando.

Entrar a “La Estrada” es entrar a un mundo mágico, no se pierdan esa experiencia es 100% recomendable.

La primera vez que entre era adolescente y en un trabajo de biología nos mandaron a investigar a la biblioteca, recuerdo llegar en bicicleta, mirarla tan imponente, me asignaron una mesa y solo con decirle el tema, comenzó un desfile de libros y yo miraba y no entendía como de tantos que habían podía entregármelos abiertos en la página con el contenido que buscaba.

Constancia, tiempo dedicado y pasión por su trabajo logran resultados sorprendentes como llegar a su 109 aniversario, al que tuve la suerte de asistir y lejos de sentir que no era mi lugar, siempre te reciben con tanto cariño que no te dan ganas de irte.

Es más esta columna es un resumen del libro del 100 aniversario de la biblioteca que me obsequiaron ese día cuando Gloria Fernández me dice que no había escrito sobre la biblioteca, el relato de Eduardo Senac es insuperable y trascribiré varios de sus párrafos porque creo que trasportan .

Cuenta la historia que a tan solo 2 años de fundada la ciudad , ya General Pico contaba con una escuela , la N 26. Su primera directora fue Magdalena de Torres y en marzo de 1909 se hace cargo Carmen Jofré de Quiroga prolongándose en la dirección hasta 1.943 y en cuyo período se funda la Biblioteca Estrada.

Comento esto porque el 30 de noviembre de 1912 se inaugura la Biblioteca “José Manuel de Estrada” como apéndice de esta escuela.

En el discurso inaugural Carmen dice: “ He dicho que nuestra Biblioteca, es un principio, muy modesta, sí, pero con esto no creo disminuya su mérito, siendo su fundación debido a la iniciativa de una Comisión de Damas; la que desde su primer momento, no omitió sacrificios para realizar su obra, fue perseverante y con la eficaz cooperación de la Sociedad Protectora de Bibliotecas Populares de la Nación, la del Inspector Técnico Mariano Arancibia, quien supo secundarnos muy eficazmente interponiendo su valiosa influencia y buena voluntad ante el Honorable Concejo de Educación, que contribuyó con donaciones de alguna importancia , también se debe al concurso patriótico y desinteresado de los padres de familia y demás vecinos y gracias a esto la Comisión Pro- Biblioteca, tiene la intima satisfacción de ver coronado su esfuerzo con gran éxito, dando al pueblo de General Pico, una Biblioteca de carácter popular, la que cuenta en libros con 480 volúmenes por valor de 601,55 $ , un piano y demás muebles por valor de 680,70 $, haciendo un total de 1.287,70 $.”

“Señores: esta Biblioteca que declaro solemnemente inaugurada y dada al servicio publico llevará el nombre del eminente educacionista argentino “José Manuel Estrada”, este gran republico que fue educacionista de fe, profundo jurisconsulto, escritor, poeta, modelo de elocuencia en el arte de esculpir y burilar un pensamiento, en cuyas frases tan bellas, tan cadenciosas, que parecen un canto sublime, una cascada de perlas….”

En cuanto a la función de la biblioteca, dice : “ Estas instituciones son esencialmente civilizadoras y educacionales en los pueblos y si consideramos el papel importante que están llamadas a desempeñar en la institución de las masas, diré a ustedes que nuestra biblioteca no es mas que un envión, un principio, es sólo una semilla fecundada que os entrega para que la hagáis producir llevando sus beneficios desde la choza mas humilde hasta el palacio mas confortable.”

Pero la fundación no fue un mero acto, sino que era el inicio y característica actual de esta biblioteca es que siempre fue por más.

En el año 23, un reclamo se hacia oír a través del Diario “La Reforma” donde se relataba la imperiosa necesidad de contar con una biblioteca pública “debidamente atendida y organizada” ya que hasta aquel entonces solo se contaba con una “sala llena de libros que no podemos llamar bibliotecas porque no alcanza por completo esa meritoria función”.

En noviembre del año 42 se produce la unión con la Biblioteca Municipal “Florentino Ameghino”, comienza a funciona en el Palacio Municipal bajo el cuidado de la agrupación “La Peña”, en su calidad de organismo municipal de cultura. Este organismo estaba integrado por: Julio Álvarez Murgiondo, René de Fougeres, José Prado, Tomas Zucconi, Edmundo Pereyra, Lucía P. de Pereyra, Juana D. de Alvarez y Margarita de Bianchi.

Al momento de fusionarse, la “Estrada” contaba con un caudal bibliográfico de 5.050 volúmenes más otros 300 que estaban en la calle en calidad de préstamo y que fueron metódicamente recuperados.

“… Se espera en la imaginación que la vida de una biblioteca cualquiera sea apacible, acorde a la serena textura que emanan los libros, donde es fácil figurarse al lector vagando por los pasillos amurados de libros o sentados con el libro en la mano, las piernas cruzadas, y la luz del atardecer entrando por la ventana con tal solidez que da la sensación de que podría cortarse en bloques.” No pude resistirme a transcribir este párrafo escrito por Eduardo Senac, ¿vieron lo que les decía? “transporta”.

En su relato también deja ver que esta no fue la realidad de la biblioteca, pero luego de transitar estos caminos turbulentos, la “Estrada” se transformo en el centro de la actividad intelectual piquense: presentaciones de libros, exposiciones plásticas, y todas las manifestaciones del arte tanto provincial como nacional convergían en este lugar.

El 27 de Septiembre de 1965 por resolución del Honorable Concejo Deliberante cuyo presidente era Emilio Giri , y secretario Eduardo Zorzoli, se crea la Dirección Municipal de Cultura, pasando la Biblioteca al nuevo ente y comenzaron a convivir bibliotecarios y miembros de la comisión. El escenario no fue sencillo y la masa societaria estuvo inquieta ante la situación, pero lograron convivir.

A finales de 1965 llegaron los especialistas en bibliotecología Ricardo Lois y su esposa Leonor R. de Lois con el objeto de reorganizar la biblioteca además de dictar un cursillo intensivo. La reorganización llevo varios meses de trabajo, tiempo en que la institución permaneció cerrada al publico. El balance de ese año ofreció los siguientes datos: 635 socios, 8.019 libros y un total de 4.179 lectores.

A pesar de formar parte de la raíz histórica de la ciudad, la Biblioteca finalmente llego a ser clausurada por problemas edilicios en febrero de 1970, cuando el cielo raso del local de la calle 20 N 849 cedió y callo sobre vitrinas y muebles, trasladándose al edificio de la antigua firma Ollo Hnos. en calle 20 N 786.

Muy a pesar de estos avatares la tarea nunca cesó y en agosto de 1970 se anunció que la Biblioteca “Estrada” había alcanzado los 10.000 volúmenes necesarios para lograr el ascenso a primera categoría y a finales de 1970 se disponía de 10.276 libros y un registro de 4137 lectores y 7.986 a domicilio.

Seguramente muchos piquenses desconocen todas las dificultades y preocupaciones por las que pasaron los integrantes de esta tan querida institución y la historia es tan rica y llena de detalles que me voy a despedir acá con la promesa de una segunda parte que llegue hasta la actualidad.

Y como adelanto de lo que vendrá en la próxima columna, transcribo un párrafo de una escritora piquense que dice:
“La Biblioteca Estrada es un lugar común, comunitario, pero no puede decirse en absoluto que es un lugar común. Lo demuestra toda su historia, su vida, su trayectoria. Primero fue nómade, alojándose en sitios insólitos, una manera de demostrar que el saber no ocupa espacio. Hasta que por fin, un día, su destino trashumante halló la patria definitiva. Y como un árbol echó raíces, pero también como una casita en el árbol, guareció los trinos, los colores y la calidez.

En ella sobreviven nombres imborrables, no solo en el lomo de los libros, sino en sus pasadizos secretos donde deambulan entrañables fantasmas que tanto hicieron en su honor. Allí transcurrieron varios talleres literarios que coordiné para niños y adolescentes, y recuerdo desde luego que allí narré por primera vez un cuento, que presenté libros de amigos, que asistí a muchos actos que siempre fueron caricias para el alma.

Recuerdo asimismo que Horacio Marsikani, con el Bibliomóvil, resucitó el alma viajera de la “Estrada” durante muchos años. Y yo me colaba imaginariamente en sus viajes mágicos. Para mis hijos, existe la sensación que la Biblioteca es casi de la familia. Es que en realidad, “la Estrada” es una gran familia que nos convida en su mesa generosa para degustar la camaradería, el placer del conocimiento, la “vana Literatura”.

Y para finalizar esta columna me quedo con una frase de Carmen Jofré de Quiroga que dice… “Este es un reducto del que no se retrocederá jamás, pues, cuando la cultura ha penetrado en el alma delos ciudadanos es como si los pueblos se hubieran fortificado para todas las luchas de la vida….”

Buen domingo para todos…

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