border_color Por Margarita Cervio

Relatos de General Pico: La gran historia de los comercios de la ciudad

Relatos de General Pico: La gran historia de los comercios de la ciudad
17 Octubre, 2021 a las 10:00 hs.

“Expiraba el año 1911, el comercio de General Pico era ya fuerte y había tomado impulso, gran parte de la colonia que antes correspondía a Pico, dejó de pertenecer para formar nuevos pueblos y el comercio, lejos de disminuir, aumentaba. Se preveía que el porvenir de Pico, estaba asegurado”. Fuente: Álbum Gráfico de General Pico – pág. 170.

General Pico desde su fundación (y bien lo representa la crónica que anteriormente se expone), fue una ciudad comercial por excelencia, el polo de atracción para mucha gente.

El comercio hizo grande a esta ciudad en poco tiempo. En tan sólo 10 años se convirtió en una de las ciudades más importantes en la línea ferroviaria de Once a Telén, (único medio masivo de transporte). Después de ciudades cincuentenarias como Mercedes y Chivilcoy, el viajero no encontraba otro centro comercial de importancia como General Pico.

La historia comercial de la ciudad comenzó con la firma Torres Acosta, Pozzo y Cía., el 17 de septiembre de 1905, funcionando en un amplio local de hierro galvanizado, cuya construcción había comenzado en julio del mismo año.

Ese galpón tomó el nombre de “la Fundadora” por el hecho de ser la primera construcción, pero, al igual que con la historia ferroviaria no vamos a comenzar con el primer comercio, sino que iremos conociendo con el pasar de los días el ayer y el hoy de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Si al lector le interesa, puede consultar en el Museo Regional Maracó un trabajo muy interesante realizado por Rosita La Gioiosa en donde nos cuenta sobre los lugares históricos de la ciudad.

También si se observa bien en el centro y sus alrededores, hay carteles azules con letras blancas que forman parte de este trabajo y marcan dónde estuvo la primera panadería, la primera sodería, fideería y demás.

Hoy les vamos a contar la historia de dos comercios de General Pico “…dos tiendas con anexos de bazar, mueblería y novedades” que hicieron historia por el buen humor que derrochaban al sacar a relucir sus rivalidades. Eran el “Baratillo Colombo” de Vila, Maffoni y Varela, que fue el primero en establecerse en esta ciudad y la “Casa Colombo” cuyos propietarios eran Romeo Colombo e hijos, firma que tenía su casa central en Buenos Aires.

Los dos presumían una mayor antigüedad en el ramo y muestra de esto es que cada uno de ellos tenía en el frente de su local un gran letrero. En el primero se leía: “Baratillo Colombo. El Viejo eh!”. Y el otro ostentaba un letrero de similar tamaño que expresaba “Casa Colombo. La Abuelita del Viejo, sabe?

La rivalidad no cedía y llegó a entablarse un juicio, basándose la disputa en quién tenía mayor derecho a utilizar el apellido Colombo. La firma del “Baratillo” no la integraba ningún Colombo pero ellos aducían que con dicho nombre habían querido rendir un homenaje al descubridor de América, que, de acuerdo a su origen itálico, se llamaba Cristóforo Colombo. La justicia finalmente en un fallo salomónico, dictaminó que ambas casas tenían derecho a usarlo.

Se dice que Vila era de ingenio chispeante y festivo, y que Varela lo secundaba entusiasta. Pero en cuanto a los de la Casa Colombo tampoco se quedaban atrás y prueba de ello es que en una oportunidad hicieron pintar en uno de los frentes del negocio, la figura de un policía indicando con su mano que se detengan, en actitud de dirigirse a los transeúntes, y a su lado la siguiente leyenda:

“Párese! Que esta es la Casa
de Colombo verdadera
por donde ninguno pasa
sin comprar algo siquiera.
Es la casa de Romeo
Colombo e hijos, señores,
La que, con poco floreo,
“Vende cosas superiores”.

Por supuesto que Joaquín Vila no se iba a quedar tranquilo, y efectuó el siguiente retruque, en un volante que se distribuyó masivamente:

“Entre marido y mujer”
Así hablaron al leer
“Gran Baratillo Colombo”
El: ¡El Baratillo! ¿Qué veo?
Ella: Ay, ¡qué casa más coqueta!
El: No puede ser de Julieta.
Ella: Mucho menos de Romeo.
El: Instalada a la alta escuela, todo en ella es novedoso.
Ella: Es la del trío famoso
Villa, Moffoni y Varela
El: Cierto, vieja, ¡qué memoria!
Ella: Claro, viejo pelagatos.
Es una casa de historia que vende bueno y barato.

Otros prospectos de esta misma casa en los que se hacía gala de un travieso humor, llevaban títulos como estos: “Curioso Fenómeno”, “Lluvia de Oro”, “Somos Locos por la Música”, etc.
En resumen: fue una contienda que la gente seguía con interés y que no dejaba de constituir una llamativa publicidad.
Si quieren conocer más sobre esta historia pueden consultar en los textos que se encuentran en la biblioteca, en el Museo Regional Maracó o en la Oficina de Turismo.

Otra herramienta de publicidad utilizada por estos comercios de principios del 1900 fueron los espejos. Obvio que si uno de los comercios le regalaba a los clientes un espejo el otro no podía ser menos, muy por el contrario le entregaba un espejo con calendario como muestra la foto.

Domingo Filippini siempre hizo gala de este arte de atraer clientela no sólo con la fotografía sino también con cortos publicitarios tan ingeniosos como fantásticos, donde el humor y la creatividad no tenían límites. Vean algunos de los que se suman a esta nota.

Y no tenemos que retroceder tanto en el tiempo para recordar la vidriera viviente de la “Mueblería Carrión” donde durante todo un sábado un grupo de adolescentes estuvo reunido, como viviendo en una casa. O aquella vez que el Instituto de Bellas Artes tapó toda su vidriera y sólo dejó ¡el ojo de una cerradura!. Pasábamos a mirar la vidriera como espiando. La vidriera de esta mueblería ha sido icónica a través del tiempo, han pasado por allí aniversarios de instituciones y hasta artistas plásticos.

Bolsas, perchas, espejos, termómetros, abanicos, todo un mundo publicitario de comerciantes piquenses. Muchos hoy ya no están y otros tantos siguen comprometidos con la comunidad que los vio nacer, crecer y mantenerse gracias a sus luchas, honestidad, pasión y compromiso. Sin duda, el comercio y General Pico son inseparables.

En esta nota hablamos de: