- Todos los años, los 2 de mayo tocan los sentimientos más íntimos de aquellos que lucharon y mantienen el recuerdo vivo de la gesta de Malvinas, lo que sucedió con el Crucero General Belgrano y los cuatro héroes pampeanos.
- También de aquellos que guardarán para siempre el abrazo esperando a un hijo, un hermano o un amigo, por eso es muy importante repasar este recuerdo.
Alberto Amesgaray forma parte de la historia grande de este país, pero eso no llena el vacío que dejó su ausencia en la vida de Griselda, su hermana, en la de sus sobrinos y fundamentalmente en la de sus padres.
El 2 de abril del año pasado, durante la vigilia realizada en el Monumento a los Caídos, Griselda le entregó al Centro de Veteranos de General Pico, la guitarra del Alberto, aquella con la cual el “Vasquito” hacía pasar un buen momento a sus amigos y compañeros de armas más tarde.
Aquel día de 2019, fue un acto emotivo, lleno de sentimientos, como el que le expresó, Griselda a infopico.com. “Tengo la misma sensación de patriotismo que en 1982. Ese sentimiento de Malvinas que se lleva en el pecho y que lo llevamos todos”.
El hundimiento (del ARA General Belgrano) fue el 2 de mayo a las cuatro de la tarde “y nosotros a las 11 de la noche empezamos a escuchar por Radio Colonia de Uruguay; en Argentina no se hablaba nada de que le habían dado al crucero. Esa fue la primera noticia que recibimos”, señaló.
“Ahí fue el devenir de espera y de situaciones diversas, hasta que nos enteramos con el correr de las horas que habían hundido al crucero. Primero decían que lo habían bombardeado, que había llegado a Puerto Argentino, que lo iban a auxiliar, en fin… el crucero se hundió en pocos minutos”, puntualizó la hermana de Alberto.
“Los habían mandado a despedirse de sus familias, pero él no nos dijo nada”
Contó que “El (Alberto), vino el 11 de abril, que era Semana Santa sin saberlo, porque tenían orden de no decir nada a la familia. Ellos se venían a despedir porque el 13 o 14 de abril zarpaban para Malvinas. Pero ellos no lo dijeron, nos enteramos después. Él sabía que iba a Malvinas. Simplemente los habían mandado a despedirse de su familia”.
Cuando se le consultó si con el correr del tiempo la herida provocada por la pérdida de su hermano sigue abierta o se va cerrando, respondió con lágrimas en los ojos “No, uno piensa que se cierra y cuando va llegando esta fecha es como que se te abre una herida que nunca terminará de cerrar”.
Griselda tenía 16 años cuando ocurrió todo esto. Alberto tenía 19 años. “Fue un antes y un después, La vida es como que se partió en dos a partir de ese momento. Nos cambió la manera de ver la vida”.
Casada y con 3 hijos, señaló que “ellos fueron conociendo la historia a medida que fueron creciendo. Valentín el mayor es como que se resiste un poco más, pero con el paso de los años lo va aceptando. Las dos mujeres son las que realmente me acompañan más en esto, pero todos tenemos el mismo sentimiento a pesar de que uno demuestre más que otro”.
Finalmente, durante aquella oportunidad donde fue entrevistada por este medio, sacó un cuadro que contenía una foto de Alberto, tocando la guitarra. Era una de las sorpresas de la noche de vigilia. La otra era entregar la guitarra que su familia guardó durante 37 años al centro de Veteranos local. ¿Valió la pena?. “Yo creo que si, que valió la pena, porque fue la defensa de la patria. A nosotros nos enseñaron que la defensa de la patria estaba por sobre cualquier cosa. Entonces ese sentimiento patriótico estaba y sigue estando a flor de piel”.
Simplemente, una historia que debía ser recordada más que nunca este 2 de mayo.