El arte tiene el poder de conmover, de unir y de recordar. Hoy, a 41 años del sacrificio de Alberto Edgardo Amesgaray en la Guerra de Malvinas, el artista digital Ramiro Ghigliazza nos presenta un emotivo retrato y video que rinde homenaje a este joven soldado conscripto, cuyo valor y patriotismo son un ejemplo para la posteridad.
Nacido en General Pico, La Pampa, el 13 de octubre de 1962, Amesgaray era conocido por su carisma y liderazgo. Sus amigos lo recuerdan como el alma de los grupos en los que participaba. Desde pequeño, mostró un gran talento musical, y a los diez años ganó un premio en la “Peña El Alero” al interpretar “Zamba de mi esperanza” con su guitarra.
El 11 de abril de 1982, antes de partir hacia la guerra, Amesgaray pasó el fin de semana con sus padres. Aunque no comentó nada a su madre, su padre recuerda que le dijo con orgullo y sin miedo: “Papá vamos a la guerra”. Estas palabras resuenan hoy como un eco del espíritu patriótico que lo acompañó hasta el final de sus días.
En Malvinas, Amesgaray fue tripulante del Crucero Liviano A.R.A. General Belgrano, que él consideraba como su segunda casa. Su vida se apagó trágicamente el 2 de mayo de 1982, cuando el submarino nuclear británico HMS Conqueror atacó el crucero. Sus restos descansan eternamente en el Mar Argentino, pero su legado perdura en la memoria de quienes lo conocieron y lo amaron.
La Asociación de Veteranos de Malvinas en General Pico lleva su nombre en honor a su sacrificio y legado. A 41 años de su paso a la inmortalidad, la comunidad se une una vez más para rendirle homenaje, presentando un retrato digitalizado de Amesgaray, obra de Ramiro Ghigliazza.
Este proyecto, realizado en colaboración con diversas instituciones, artistas y familiares, busca mantener viva la memoria de Alberto Edgardo Amesgaray y honrar a todos los héroes que dieron su vida en la Guerra de Malvinas. El retrato y el video son un tributo eterno a un joven valiente y talentoso, cuyo espíritu y legado permanecerán siempre en el corazón de su pueblo y de su país.
