El Día de los Muertos se celebra para honrar a los difuntos en coincidencia con el Día de Todos los Santos.
Es una tradición que se conmemora principalmente en el Norte de nuestro país: en Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y Salta, aunque va cobrando mayor importancia en el resto del país.
Hace algunas décadas el Día de los Muertos era Feriado Nacional en Argentina. Fue hasta que la última dictadura que gobernó nuestro país (1976-1983) la quitó del calendario. Se festeja con visitas a los cementerios y la colocación de ofrendas como sus comidas o bebidas favoritas en los hogares de los difuntos. Según la tradición, las almas de los muertos regresan del más allá el mediodía del 1º de noviembre y retornan el mediodía del 2.
Es una fecha que se conmemora desde los primeros tiempos del cristianismo, cuando se honraba el recuerdo y se ofrecían oraciones y sacrificios por las almas de los fallecidos.
Mundialmente, el Día de los Muertos se festeja con gran importancia en la cultura mexicana, que data de los tiempos prehispánicos. Allí, el 1º de noviembre, llamado Día de Todos los Santos, es cuando llegan las almas de los niños y el 2 de noviembre, el día de los Muertos, es cuando arriban los adultos. Los difuntos salen del lugar donde murieron para volver a sus casas para visitar a sus familiares, quienes les realizan ofrendas.
El origen del Día de Muertos en México viene de la época indígena. Estos rituales eran realizados por los aztecas o los mayas. El Día de Muertos caía en el noveno mes del calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran presididas por el dios Mictecacihuatl, conocido como la Dama de la Muerte.
En 2003, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declaró al Día de Muertos como patrimonio cultural de la humanidad.
