Jimena Asquini, Técnica en Floricultura, explicó en InfoPico Radio 99.9 el cambio de color que experimentan algunas plantas durante el invierno. Este fenómeno, que suele preocupar a muchos, es en realidad un proceso natural y no un signo de que la planta esté muriendo.
“El cambio de color se da por las bajas temperaturas, pero no significa que se estén helando”, aclaró Asquini. “Es un tono natural que se produce por el frío. En primavera, la planta volverá a su verde normal”. La especialista mencionó ejemplos como el jazmín de leche, que se torna negro, la fotinia que se vuelve roja, la dodonea que adquiere un tono bordeaux, la acacia bailellana rubra que se torna violeta y la coprosma que se vuelve cobriza.
Plantas que florecen sin hojas
Asquini también se refirió a las plantas que florecen antes de que aparezcan las hojas, un fenómeno conocido como proterancia. “Los membrillos de jardín, los granados de jardín, los ciruelos de jardín, todo lo que termina en ‘jardín’ por lo general son proterantes”, explicó. “Primero florecen y después dan la hoja. Lo necesitan porque en su medio natural requieren esas condiciones de frío y perder hoja para inducirse a floración y, por ende, a fructificación”. Agregó que todos los frutales de carozo y de pepita comparten esta característica.
La importancia del frío para las plantas
La experta destacó la importancia del frío para el desarrollo de las plantas. “Las plantas necesitan frío para bajar los procesos metabólicos y terminar su ciclo de vida. La primavera es el cumpleaños de las plantas, el inicio de su año de vida”, afirmó. “Para lograr eso, necesitan un invierno que haga que los procesos metabólicos bajen, lo que ocurre cuando las temperaturas descienden por debajo de los 16 grados. Necesitamos temperaturas bajas para que las plantas entren en un período de invernación, donde dejan de tener sus procesos metabólicos activos para acumular nutrientes y, por decirlo de una manera vulgar, descansar”.
La poda: un tema controversial
En cuanto a la poda, Asquini fue contundente: “Los árboles no se deben podar”. Explicó que cada planta tiene una estructura natural y que al plantarla se debe elegir la especie adecuada para el espacio disponible. Sin embargo, reconoció que a veces se cometen errores y se plantan especies que crecen demasiado. En esos casos, diferenció entre el arbolado público y el privado. “Todo lo que es arbolado público se debe intervenir con poda solo cuando es necesario, por ejemplo, por cableado, luminaria o copas extremadamente elevadas”, detalló. En el caso del arbolado privado, la poda se justifica cuando las ramas interfieren con edificaciones.
Asquini enfatizó la importancia de realizar la poda correctamente. Mencionó la técnica del “canal” para evitar que las ramas vuelvan a crecer e interferir con el cableado. Además, advirtió sobre los riesgos de las podas mal realizadas, que pueden dañar la estructura natural de la planta y estimular un crecimiento desmedido de las ramas.
“No se puede sacar la copa, reducir la copa. Se sacan ramas internas que al sacar esas ramas la copa baja, pero no se cortan las puntas”, explicó Asquini. “Lamentablemente, hay que hacerlo en forma pareja, no puedo extraer todo de un lado y del otro no, porque el volumen de la planta puede volcarse sobre un lado en una tormenta”.
Finalmente, Asquini resaltó la importancia de la experiencia y el conocimiento a la hora de podar. “Un curso de poda en cuatro horas no sirve”, afirmó. “Hay que leer la estructura de la planta, su esqueleto”.