En una entrevista con InfoPico Radio 99.9, Ulises “Chito” Forte, director del Distrito 8 de la Federación Agraria Argentina (FAA), pintó un panorama crítico para los pequeños y medianos productores de la región y del país. Según Forte, la combinación de altas cargas impositivas, retenciones, precios internacionales a la baja, sequía prolongada y un dólar devaluado configuran “la tormenta perfecta” que pone en jaque a muchos productores, al punto de advertir la posibilidad de quiebras masivas.
“No hay espalda financiera para aguantar”
El dirigente de la FAA enfatizó que la crisis golpea, sobre todo, a los pequeños y medianos productores:
“Depende de la espalda financiera que tenga cada productor, y obviamente siempre apuntamos los pequeños y medianos que están en vía desaparecida, porque no hay espalda financiera como para aguantar una cosecha”, expresó Forte.
Además, destacó que las grandes empresas tienen más capacidad de absorción de pérdidas y costos, mientras que los productores más chicos no pueden sostenerse cuando el clima o el mercado los perjudica.
“Hoy se está dando un combo, la tormenta perfecta: tremenda sequía, precios internacionales bajos, alta carga impositiva –entre esas, las retenciones– y un dólar totalmente devaluado, que te hace perder competitividad”, resumió.
La sequía y los impuestos, una combinación explosiva
En medio de un clima desfavorable con lluvias escasas, Forte reconoce que la situación hídrica agravó la crisis, pero aclara que los problemas vienen de larga data:
“La sequía vino a desnudar todo, porque con 50 milímetros de lluvia no solucionás las políticas económicas”, señaló, apuntando que las medidas fiscales se convierten en una carga difícil de tolerar para quienes no poseen una estructura sólida.
En La Pampa, la situación es especialmente compleja. Según el director de la FAA, “tenemos tres cuartos de la Pampa bajo emergencia, y hay lotes que dan lástima directamente. Hay altos porcentajes perdidos”.
Al contexto adverso se suma la presión de tributos nacionales y provinciales: “Nadie afloja con la carga impositiva, ni a nivel nacional ni provincial”, denunció Forte, señalando que, además de las retenciones, impactan los ingresos brutos y el impuesto inmobiliario, entre otros.
Diálogo estancado con el Gobierno
Forte se mostró escéptico sobre la posibilidad de mejoras a través de negociaciones con las autoridades nacionales y provinciales.
“Ni siquiera hay enfrentamiento, hoy podemos calificarlo como un ‘diálogo de sordos’”, puntualizó.
El productor reconoció que mantienen encuentros con funcionarios de menor rango, pero sin resultados concretos:
“Los que deciden son tres en el Gobierno, y de ahí para abajo son ocupadores de sillas. Estaban ricos los mates, los cafés, pero no hay poder de decisión”, comentó con ironía.
Aun así, la Mesa de Enlace Provincial, que integra la Federación Agraria junto a otras entidades agropecuarias, seguirá buscando instancias de debate y presentará reclamos en la próxima reunión de emergencia agropecuaria.
Impacto en el consumidor final
Forte no duda en vincular esta crisis con los aumentos de precios que también afectan a los consumidores en la góndola:
“El que más paga impuestos es el consumidor final. Los impuestos directos e indirectos hacen que cualquier producto tenga un 30% o 25% de carga impositiva”, alertó.
Para el dirigente, esta compleja estructura impositiva deja poco margen de maniobra a productores y comerciantes, que se ven obligados a trasladar los costos al precio final.
Perspectivas inciertas para 2025
La entrevista se centró en la pregunta sobre “cómo pinta 2025” para el sector agropecuario. Forte, sin optimismo, advirtió que la situación no muestra síntomas de mejorar si no se toman medidas urgentes para aliviar la presión impositiva y combatir la volatilidad de los precios y el clima:
“Las políticas económicas no se solucionan con 50 milímetros. Estamos pasando momentos muy difíciles”.
Pese al panorama desalentador, Forte confía en que la Mesa de Enlace y la Federación Agraria mantendrán su agenda de reclamos y negociaciones. Para el dirigente, la principal esperanza radica en un cambio de rumbo gubernamental que permita amortiguar el impacto de “la tormenta perfecta” y evitar la desaparición de pequeños y medianos productores.