En diálogo con infopico.com, el hermano de Samuel Prodolliet, Eric quiso hacer pública una carta ya que en los próximos días se dará a conocer el veredicto del Tribunal de Impugnación Penal sobre el juicio por el asesinato del odontólogo Samuel Prodolliet.
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“Como hermano de la víctima y como ciudadano argentino, espero ver que este Tribunal tenga lo que hay que tener, para poner a la justicia y la verdad en su lugar, y arreglar el mamarracho de pretendidas explicaciones de lo que pasó aquella noche dadas por la defensa de los asesinos.
No se puede aceptar como se procedió en el juicio y desacreditar el trabajo de los fiscales, del médico forense, del querellante, y también a los testigos, y en lugar de trabajar sobre los hechos, meterse con las personas, como si se tratara de una pelea de bar…. Sumado a esto, el uso de “medias verdades”, o la manipulación de lo expuesto por la Fiscalía, con reflexiones teñidas de palabras como “dudoso” o “subjetivo”(esta repetida más de 10 veces…), buscando relativizarlo todo…
Al final fue casi cómico escuchar que mi propio hermano Samuel, lejos de ser un papá de familia con sus ya pasados 50 años, fue presentado como un fornido titán de la lucha de casi 1,90m (!?), capaz de doblegar el solito y aun estando medio dormido, a dos tipos armados, fuertes y mucho más jóvenes que él…. Igual que escuchar, que uno de los imputados, conocido ya en el medio de la justicia, era (en opinión de su defensor….), “incapaz” de hacer una maldad semejante…, o peor aún, ante lo irrefutable, el reconocimiento de que los imputados si estuvieron aquella noche en esa casa, pero eso si…, con la salvedad de que, (a pesar de llevar dos cuchillos uno para cada uno y de que la víctima apareció muerta con 7 puñaladas…), “no se puede probar como ni quién lo mató”, y que “no hubo conexión ideológica entre la muerte y el robo”….
¡Señores!…., ¿a qué jugamos?, no hay manera de encontrar la objetividad por estos caminos. Una verdad tan simple y cruel como repugnante: Dos machos bien maduros, (por cierto, uno más astuto para el mal que el otro y que por esas horas debería de haber estado encerrado por un atraco cometido en los días previos…), ambos experimentados en violencia y criminología, avisados erróneamente por alguien, de que en la casa de Samuel Prodolliet había una gran cantidad de dinero, planificaron entrar a robarla
Para ello, días antes merodearon la casa, conocieron a la víctima, (incluso intercambiaron algunas palabras con él, al ser preguntados sobre que hacían sentados en el lugar…); luego, planificaron cuándo, cómo y por donde entrar a la casa; Se prepararon armándose con guantes, capuchas y cuchillos, y la noche prefijada llevaron adelante su plan….
Entraron al dormitorio matrimonial sabiendo perfectamente donde estaba Samuel; le cocinaron de siete puñaladas, y ahí nomas, sin ningún tipo de temor o sobresalto por el terrible hecho que acababan de cometer, siguieron adelante, a exigirle a la indefensa esposa envuelta en pánico y llanto, la bolsa del dinero…
¿Qué más hace falta para escuchar el reclamo de la Justicia que hoy grita abofeteándonos la cara?
Por el bien de nuestra tierra, por el bien de todo ese pueblo piquense que aquella mañana se levantó a manifestar su repudio en la plaza de la ciudad, por nuestros hijos, y por si algo pudiera quedar de temor a dios, aquel ante quien todo hombre dará cuenta de sus responsabilidades en esta vida
¡Obremos hoy justicia por Samuel!”
