COVID-19: ¿Cuánto falta para llegar a la inmunidad de rebaño y cuál es la situación de Argentina?

COVID-19: ¿Cuánto falta para llegar a la inmunidad de rebaño y cuál es la situación de Argentina?
25 Julio, 2021 a las 19:31 hs.

  • Se esperaba que se lograría con un 60% de la gente vacunada con dos dosis.
  • La llegada de la variante Delta cambió el panorama. La mirada de tres especialistas.

El fin de los barbijos, de la distancia social, de la pandemia. Casi desde el día 1 que todos esperamos que el coronavirus se termine. Muchos arriesgaron fechas.

En 2020 se hablaba de 2021, ¿y ahora? La inmunidad de rebaño, esa posibilidad de tener a un número alto de población inmunizada que permita frenar el avance del virus, resultó desde el inicio la meta a alcanzar. Pero ese objetivo se fue corriendo.

Los especialistas suponían que se llegaría con un 60% de la gente vacunada con dos dosis. La aparición de nuevas variantes, entre ellas, de Delta, modificaron un tanto el panorama. Esto nos obliga a preguntarnos qué implicaría hoy la inmunidad de rebaño, cuáles son los países que se acercan a ella y cuánto le falta a Argentina.

“Al principio asociábamos la inmunidad de rebaño con un 60% de la población vacunada. Eso pasaba con la variante original, de Wuhan. Ahora, con las nuevas mutaciones, nos enfrentamos a una mayor carga viral e infectividad”, afirma a Clarín Arnaldo Casiró, jefe del servicio de Infectología del Hospital Álvarez.

Dice que la estrategia de dar una sola dosis y diferir la segunda, en el marco de la escasez de vacunas a la que se enfrentó Argentina, sirvió para disminuir la mortalidad aunque no para lograr la inmunidad grupal ya que muchos se siguen contagiando.

Para Casiró, la clave hoy sería tener vacunada con dos dosis al 80% de la población. “Eso lo digo en este momento, con las variantes que conocemos. La situación es muy dinámica y puede modificarse”, advierte y aclara que luego habrá que ver cuánto dura esa inmunidad lograda y si será necesario un refuerzo para sostener ese escenario.

“La tercera dosis, sobre la que ya trabajan algunos desarrolladores como Pfizer y Moderna, puede que se tenga que dar como booster para aumentar el nivel de anticuerpos que pueda ir cayendo o para enfrentar más mutaciones”, destaca.

La llegada de millones de dosis en los últimos meses renovó el entusiasmo en cuanto a las posibilidades de alcanzar esta famosa inmunidad. Sin embargo, el porcentaje de vacunados en Argentina con dos dosis sigue siendo muy bajo, en relación a lo que ocurre en otros países y pensando en la meta del 80%.

Según el Monitor Público de Vacunación, Argentina lleva distribuidas a este domingo 35.510.374 dosis de las cuales ya aplicó cerca de 29.723.228. La gran mayoría funcionó como primeras dosis. Del total, apenas 6.008.542 personas completaron su esquema. Lo que equivale a poco más del 16%.

Israel, uno de los países tomados como ejemplo en cuanto a la vacunación, tiene a más del 58% de su población con dos dosis. En tanto, Reino Unido logró que el 55% completara su esquema, según los datos recopilados por el sitio de la Universidad de Medicina Johns Hopkins.

España va por el 53%; Canadá, por el 54%; Estados Unidos alcanzó al 49%; Italia, al 47%.

Por encima está Malta con el 72%, Islandia con el 70% y Emiratos Árabes con el 69%.

El continente africano es el que presenta peores niveles de vacunación, con algunas excepciones como Marruecos, que tiene al 26% con dos dosis. Sudáfrica se ubica cerca del 3% mientras que en Mozambique solo completó el esquema el 0,99%.

De nuestra región, Chile tiene al 62% de su población con dos dosis y Uruguay, al 61%. Brasil y México superan a Argentina aunque no por una diferencia significativa, con el 17% de inmunizados. En el otro extremo, está Venezuela con el 3,8; y Paraguay con 2%, entre otros.

Los obstáculos en la carrera para lograr la inmunidad de rebaño
Entre los obstáculos para llegar a los niveles de inmunidad deseados, Casiró señala el atraso en la llegada del componente 2 de la Sputnik V, que llevó a que muchas personas ya superaran el plazo máximo recomendado para su aplicación que era de 90 días.

Otro impedimento, según el especialista, tiene que ver con la vacunación de los menores de edad. “Incluso con la recomendación de la Agencia Europea de Medicamentos para el uso de emergencia de Moderna en adolescentes, aún deberíamos recibir muchas más vacunas para cubrir ese segmento”, considera Casiró, que prefiere no poner fecha, aunque adelanta que lo más probable es que la inmunidad de rebaño se consiga en 2022.

“Igualmente, la vida de antes no va a volver. Ni siquiera con la inmunidad grupal”, pide aclarar. “Es probable que con el 80% de la población vacunada bajen muchísimo las muertes y se pueda circular en espacios abiertos sin barbijo e incrementar el aforo en lugares cerrados. También abrir las fronteras. Pero todo lo masivo en sitios sin buena ventilación no va a regresar”, resalta.

Y agrega: “Es probable que tengamos pequeños brotes, como le ocurrió a Israel con la variante Delta, y que nos toque retroceder parcialmente sobre algunas de las aperturas. Acá también vamos a tener mucha prueba y error”.

Eduardo López, infectólogo del Hospital Gutiérrez y miembro del comité de expertos que asesora al Presidente, coincide en que el concepto de inmunidad de rebaño fue cambiando a partir del ingreso de nuevas variantes.

“No hay inmunidad grupal con una dosis. Se requiere el esquema completo y el porcentaje aumentó con la llegada de las mutaciones. Al principio, se hablaba de alcanzar entre un 60% y un 70%. Hoy deberíamos ubicarnos entre un 70% y un 80%”, sostiene López, teniendo en cuenta la presencia de la variante Gamma (Manaos) y los riesgos ante la llegada de Delta (India) y Beta (Sudáfrica).

Explica que la inmunidad de rebaño varía según cada enfermedad y que se alcanza cuando se vacuna a un número determinado de personas que permita que los no vacunados no tengan de quién contagiarse. “Es entonces cuando el virus queda bloqueado porque deja de circular”, asegura.

El tiempo que demoremos en llegar a eso, comenta López, va a depender de la disponibilidad de dosis y el ritmo de vacunación. “De cada 10 vacunas que se aplican hoy, 8 son primeras dosis y 2, segundas. En el mejor escenario podríamos alcanzar los números esperados de vacunación en tres o cuatro meses”, comparte.

Y destaca que más allá del porcentaje de vacunados con dos dosis habría que ver cuántos recuperados ya recibieron una dosis, ya que “la inmunidad generada por la enfermedad también importa”.

“Deberíamos imitar a Inglaterra, Israel, Emiratos Árabes e Islandia”, remarca. Y asegura que hay otros territorios que viven una situación mucho más complicada que la nuestra, como gran parte de África y algunos países de América Latina.

No está claro cuánto puede durar la inmunidad. “Entre los recuperados sabemos que al menos 9 meses y entre los vacunados seguramente sea más. Este aspecto también va a influir. El otro punto relevante es que no aparezcan mutaciones tan significativas como para generar una nueva cepa que requiera otra vacuna”, suma López.

Jorge Quarleri, bioquímico e investigador principal del Conicet, tiene una mirada más escéptica en relación a las chances de alcanzar la inmunidad colectiva. “Primero tenemos que pensar que cerca del 30% de la población argentina -unas 13.000.000 de personas- tiene menos de 18 años y todavía no sabemos cuándo se van a poder vacunar. Del otro 70% apenas un 12% ya recibió las dos dosis”, apunta.

Como trabas, señala la demora en la llegada de la segunda dosis de la Sputnik V que, según aporta, se va a solucionar cuando se confirme la posibilidad de combinarla con otra vacuna. En tanto, se refiere a un nuevo estudio en relación a AstraZeneca, que mostró que al espaciar sus dosis por más de 70 días la efectividad de esta vacuna baja 5 veces, según publicó en junio la revista The Lancet.

“Las fallas que podamos tener en relación a la eficacia por lo que hicimos con los intervalos es posible que también impacte sobre la inmunidad de rebaño. Por ahora, contamos con ese dato de AstraZeneca. Sputnik V y Sinopharm directamente no presentaron información al respecto”, sostiene Quarleri.

Otro elemento a considerar está vinculado a la duración de la inmunidad natural y la artificial. “En Israel, por ejemplo, la vacunación fue pareja y se respetaron los plazos interdosis. Acá hay gente que se vacunó en enero y otra que va a terminar su esquema en diciembre. Algunos esperaron meses entre una dosis y la otra. Hay que ver qué sucede con todo eso”, resalta Quarleri.

“No sé si con un 80% de la población vacunada se va a lograr la inmunidad de rebaño, si la pensamos como una suerte de chaleco antibalas contra la infección. Creo que, en esa instancia, se notará mucho la disminución en la mortalidad, pero va a haber que sostener las medidas de profilaxis porque seguramente habrá gente que se siga contagiando”, afirma.

Y advierte: “En un mundo globalizado la inmunidad de rebaño no es un fenómeno nacional. La OMS ya lo dijo, hay que llegar a los países más pobres porque si no van a aparecer nuevas variantes que se burlarán de los que tengan hasta 6 dosis de la vacuna”.

Fuente: Clarín

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