La mujer que busca un país que la quiera.

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5 Octubre, 2017 a las 14:07 hs.

Maha es una persona apátrida. Esta situación se dio a raíz de un conjunto de leyes y prácticas restrictivas en dos de los países con los cuales tiene vínculos: Siria y Líbano.



Los padres de Maha son sirios, con la particularidad que su padre es cristiano y su madre musulmana. Debido a que los matrimonios interreligiosos no son reconocidos en Siria, los padres de Maha se mudaron a Líbano, donde nacieron Maha y sus hermanos. 

Ya que el padre de Maha es sirio, según la legislación sobre nacionalidad de Siria, ella habría debido ser reconocida como ciudadana siria. Sin embargo, por el hecho de que sus padres eran de religiones diferentes, no fue posible registrar ni el matrimonio, ni su nacimiento, lo que le impidió ser reconocida como ciudadana siria y obtener los documentos necesarios a demostrarlo. 

Tampoco Maha fue reconocida como libanesa, porque la legislación libanesa no permite adquirir la nacionalidad por el nacimiento en el país y sus padres no son libaneses.

Debido a ésta problema Maha no tiene nacionalidad.

Servicios que normalmente se dan por sentados, como la educación y la salud, solamente son posibles gracias a la buena voluntad de las personas. “Tuve que recibir una exención especial para pasar mi certificación de educación secundaria”, dijo Maha, cuyos padres tuvieron que rogarle al director de su colegio para que les permitieran a ella y a sus dos hermanos poder acceder a la educación.

Cuando estaba en sus veinte años, cansada de escribirles cartas a diferentes ministros pidiéndoles una nacionalidad y cambiando de trabajo constantemente por miedo a ser atrapada sin los papeles necesarios, Maha empezó a pensar que su solución estaba en el exterior.

Maha y su hermana enviaron cartas a todas las embajadas conocidas, la única respuesta positiva fue de Brasil. Allí, Maha pudo obtener una visa por seis meses gracias a su ascendencia siria, ya que le daba la posibilidad de solicitar asilo. En mayo de 2016, Maha y su familia se les reconoció la condición de refugiado en Brasil, dándoles derechos similares a los de los residentes, pero sin otorgarles aún una nacionalidad.

Maha aún no tiene nacionalidad (en Brasil, la naturalización por medio de la residencia puede tomar hasta 15 años) pero no se da por vencida y se ha convertida en la voz de las personas apátridas en todo el mundo.  Cuando reciba mi nacionalidad, ¡Voy a gritar, voy a llorar! ¡Actualizaré mi estado en Facebook! ¡Viajaré a Disney World, a Paris, a Italia. A todo el mundo!, “Voy a gritar con toda la fuerza: ¡Finalmente EXISTO!”.

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