A grandes errores, grandes inventos

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22 Junio, 2017 a las 13:33 hs.

Muchos inventos han nacido con un propósito totalmente distinto y los inventores pueden estar años desarrollando una idea, hasta que una casualidad, un accidente o un suceso les entrega una nueva perspectiva, que finalmente se convierte en un útil error para el resto del mundo.

Penicilina: La penicilina se descubrió prácticamente sin querer. El gran Alexander Fleming, desordenado y olvidadizo, cambió la medicina moderna y salvó miles de millones de vidas por accidente. Fleming se había ido de vacaciones olvidando una serie de placas de petri con cultivos de bacterias que dejó al aire libre en el laboratorio, cuando volvió, la placa estaba llena de moho y cuando las miró al microscopio por simple curiosidad, descubrió que el moho, que eran hongos de Penicillium, había matado a las bacterias.

El caucho vulcanizado: los neumáticos que conocemos se deben a un accidente domestico. El caucho surge naturalmente de la savia de los árboles, pero si no se vulcaniza huele muy mal. Su producción en forma sintética evita este problema y fue un descubrimiento que realizó Charles Goodyear por accidente, cuando en una noche de 1839 se le cayó una mezcla de caucho natural y azufre sobre la estufa encendida, ocurriendo la vulcanización.

La Coca-Cola: La bebida más popular de la historia se descubrió accidentalmente en 1886. El responsable de este exitoso accidente fue John Pemberton, un farmacéutico estadounidense, quien en busca de un remedio para calmar los dolores de cabeza, creó un beberaje compuesto por dos cosas: extracto de hojas de coca y nueces de kola. Se dice que fue su ayudante, quién por erros le agregó agua carbonatada, sentando las bases de la famosa bebida.

La dinamita: Bien sabido es que la dinamita fue un invento de Alfred Nobel, lo que no se sabe muy bien es que su hallazgo fue inspirado por un accidente  fatal. En 1864, una explosión de nitroglicerina mató a cinco personas en su pueblo, entre ellas a su hermano menor. La tragedia lo llevó a buscar un método seguro de manipular el explosivo y después de mucho trabajo, creó la dinamita, mezclando la nitroglicerina con tierra de diatomeas como absorbente.

Las papas chips: La historia dice que fueron creadas por el chef George Crum, quien en 1853 tuvo que cocinarle a un cliente demasiado exigente. El cliente ordenó papas fritas que estuviesen bien crujientes. Crum las preparó y les fueron servidas, pero el cliente las rechazó alegando que debían estar más crujientes. La historia se repitió 2 veces más y entonces Crum, totalmente enfurecido, cortó las papas para que fuesen lo más delgadas posibles, las fritó en grasa al fuego más alto que pudo y les puso mucha sal. El cliente quedó más que fascinado; nosotros también.

Viagra: Ocurrió en 1992, en la pequeña ciudad de Merthyr Tydfil, en Gales, mientras se desarrollaba una serie de pruebas con un nuevo medicamento para tratar la angina de pecho. Los participantes de la prueba sufrieron los efectos secundarios del Citrato de sildenafilo, dándose a conocer así la píldora milagrosa del Viagra. 



Muchos de los productos o servicios que utilizados a diario han sido creados sin querer y con un propósito totalmente distinto al principio. Y los inventores pueden estar años desarrollando una idea, hasta que una casualidad, un accidente o un suceso les entrega una nueva perspectiva, que finalmente se convierte en un útil error para el resto del mundo.

Penicilina: La penicilina se descubrió prácticamente sin querer. El gran Alexander Fleming, desordenado y olvidadizo, cambió la medicina moderna y salvó miles de millones de vidas por accidente. Fleming se había ido de vacaciones olvidando una serie de placas de petri con cultivos de bacterias que dejó al aire libre en el laboratorio, cuando volvió, la placa estaba llena de moho y cuando las miró al microscopio por simple curiosidad, descubrió que el moho, que eran hongos de Penicillium, había matado a las bacterias.

El caucho vulcanizado: los neumáticos que conocemos se deben a un accidente domestico. El caucho surge naturalmente de la savia de los árboles, pero si no se vulcaniza huele muy mal. Su producción en forma sintética evita este problema y fue un descubrimiento que realizó Charles Goodyear por accidente, cuando en una noche de 1839 se le cayó una mezcla de caucho natural y azufre sobre la estufa encendida, ocurriendo la vulcanización.

La Coca-Cola: La bebida más popular de la historia se descubrió accidentalmente en 1886. El responsable de este exitoso accidente fue John Pemberton, un farmacéutico estadounidense, quien en busca de un remedio para calmar los dolores de cabeza, creó un beberaje compuesto por dos cosas: extracto de hojas de coca y nueces de kola. Se dice que fue su ayudante, quién por erros le agregó agua carbonatada, sentando las bases de la famosa bebida.

La dinamita: Bien sabido es que la dinamita fue un invento de Alfred Nobel, lo que no se sabe muy bien es que su hallazgo fue inspirado por un accidente  fatal. En 1864, una explosión de nitroglicerina mató a cinco personas en su pueblo, entre ellas a su hermano menor. La tragedia lo llevó a buscar un método seguro de manipular el explosivo y después de mucho trabajo, creó la dinamita, mezclando la nitroglicerina con tierra de diatomeas como absorbente.

Las papas chips: La historia dice que fueron creadas por el chef George Crum, quien en 1853 tuvo que cocinarle a un cliente demasiado exigente. El cliente ordenó papas fritas que estuviesen bien crujientes. Crum las preparó y les fueron servidas, pero el cliente las rechazó alegando que debían estar más crujientes. La historia se repitió 2 veces más y entonces Crum, totalmente enfurecido, cortó las papas para que fuesen lo más delgadas posibles, las fritó en grasa al fuego más alto que pudo y les puso mucha sal. El cliente quedó más que fascinado; nosotros también.

La viagra: Ocurrió en 1992, en la pequeña ciudad de Merthyr Tydfil, en Gales, mientras se desarrollaba una serie de pruebas con un nuevo medicamento para tratar la angina de pecho. Los participantes de la prueba sufrieron los efectos secundarios del Citrato de sildenafilo, dándose a conocer así la píldora milagrosa del Viagra. 

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