En un diálogo sincero y desprovisto de rodeos, María Cristina “Nuchi” Garello, asesora de educación y figura reconocida en el sector educativo, ha proporcionado una perspectiva fresca y profunda sobre los desafíos y conflictos que enfrentan las escuelas en la provincia de La Pampa. El tema central que se abordó fue la violencia en las escuelas, un problema recurrente que ha captado la atención de la sociedad en general.
Campo, que además cuenta con la experiencia como ex ministra y ex profesora, insiste en referirse a la violencia en las escuelas como conflictos escolares. Esta elección deliberada de palabras es reflejo de su formación en historia, su pasión por entender el pasado y proyectar el futuro con el aprendizaje obtenido. “Nuestros grandes maestros de historia nos decían que conocer la historia sirve para no cometer los errores del pasado, entender el presente y poder proyectarnos hacia el futuro”, afirmó.
La conversación abarcó los cambios que están ocurriendo en la sociedad como resultado de la globalización. Campo sostiene que esta transformación está generando una serie de transformaciones en la sociedad, algunas positivas y otras no tanto. A menudo se desvela pensando en el futuro de las escuelas y cómo sobrevivirán a la era de la globalización.
Las escuelas, como instituciones sociales, no están ajenas a los problemas de la sociedad en general. El mundo moderno, dominado por las comunicaciones instantáneas y la difusión viral de información, ha agravado los problemas que enfrentan las escuelas, sostiene Campo. “Hoy pasa algo y enseguida lo mediatizan y muchas veces agravando lo que sucede y además lo viralizan a tal extremo que la gente se preocupa, la gente está asustada”, argumenta.
El papel de la escuela, según Campo, ha sufrido un cambio radical. Ya no es sólo un lugar para instruirse y aprender, sino un espacio donde los estudiantes aprenden a vivir, socializar, defenderse y seleccionar de los contenidos que necesitan de la vida para resolver las situaciones que se les presentan. Esta visión moderna de la educación, según ella, es el resultado directo de la posmodernidad.
Para Campo, la violencia en las escuelas es un reflejo de los problemas de la sociedad en general. Los conflictos en las escuelas son a menudo el resultado de los problemas familiares y sociales que se filtran en las aulas. Campo asegura que no es tarea exclusiva de la escuela resolver estos problemas, y hace hincapié en la importancia de un enfoque interdisciplinario. “Conformamos un ente interministerial”, explica, refiriéndose a una iniciativa de la provincia de La Pampa que reúne a varias ramas del gobierno y a los gremios docentes para analizar y gestionar los problemas que surgen en las escuelas.
La influencia de los medios y la política también es motivo de preocupación para Campo. Cita el lenguaje agresivo y los gestos violentos que se ven en la política como un mal ejemplo para los jóvenes. Para ella, los docentes deben adoptar un enfoque proactivo para guiar a los estudiantes y prepararlos para una sociedad democrática.
La ex Ministra y docente ofrece una visión esperanzadora a pesar de la situación compleja: “No hay que perder de vista que esto es un proceso, que la educación es un proceso y que de alguna manera, en algún momento, vamos a encontrar la llave para resolverlo”. Con este espíritu positivo, Campo insta a los educadores y políticos a asumir la responsabilidad de resolver estos problemas y a no dejar que la próxima generación herede los conflictos de la sociedad.
