Hace 21 años se quitó la vida el cirujano René Favaloro, el creador del bypass: “Ser honesto en esta sociedad corrupta tiene su precio, te lo hacen pagar”

Hace 21 años se quitó la vida el cirujano René Favaloro, el creador del bypass: “Ser honesto en esta sociedad corrupta tiene su precio, te lo hacen pagar”
29 Julio, 2021 a las 20:30 hs.

  • Pasaron más de dos décadas desde que René Favaloro, máximo exponente de la cirugía cardiovascular, decidiera quitarse la vida.
  • En un país que tiende a girar en falso en muchos temas, sus últimas palabras no pierden vigencia.

“Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica”, escribía. René Favaloro en la carta que dejó como despedida y que firmó a horas de quitarse la vida.

En su relato explicaba que atender a los más vulnerables y a aquellas personas que no contaban con los medios para acceder a una intervención o a la atención médica adecuada fue su prioridad durante años. “La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles. Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo. En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno”.

En ese deseo de lograr que más personas pudieran acceder a una atención de calidad comenzaba a gestarse la Fundación Favaloro. “Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado. La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto”.

“¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno! Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica”, denunciaba Favaloro y sus palabras podrían funcionar perfectamente en la actualidad, luego de un año y medio de pandemia durante la cuál las peleas políticas y el intento de llevar agua para propio molino primaron sobre el cuidado integral de las personas, dejando en crisis tanto la salud física y emocional, como aspectos ligados a educación, trabajo y economía.

Tal como ocurrió en los últimos meses, en los que diversos ministerios fueron acusados de malgastar fondos o privilegiar a sus amigos, Favaloro debió enfrentarse a conflictos con personalidades y entidades dispuestas a hacer lo posible para beneficiarse. “Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país. Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente)”, escribía el médico.

Favaloro hablaba de la importancia de que los ciudadanos pudieran elegir su sistema médico podría ser respuesta al último avance del gobierno sobre los trabajadores. “El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno”,

En su carta de despedida, Favaloro hablaba de la corrupción. “Ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar”, expresaba y unos párrafos más adelante, luego de referirse a la situación apremiante de su fundación decía: “Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar. La mayoría del tiempo me siento solo”, escribía, expresando el profundo dolor no sólo por la crisis económica y financiera que agobiaba a la fundación sino también por la profunda crisis de valores del país que, según él mismo insinuaba, no tenía salida.

“No puedo cambiar, prefiero desaparecer”, se lamentaba Favaloro y seguía: “Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: ‘a mí no me ha derrotado nadie’. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. (…) Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación”.

Hacia el final de la misiva justificaba su decisión. “No ha sido una decisión fácil pero sí meditada. No se hable de debilidad o valentía. El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano. Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad”, dice la carta que concluía con un pedido a sus discípulos, amigos y familiares: “No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco..”.

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