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Épico rescate de un cóndor herido en el norte de Neuquén

Épico rescate de un cóndor herido en el norte de Neuquén
Antes de volver a Varvarco para que los veterinarios atiendan al cóndor. Foto: Martín Muñoz.
18 Mayo, 2020 a las 17:45 hs.

  • Tras más de cuatro horas de seguimiento y unos cuatro km de caminata en el arroyo que atraviesa el cañadón, un guadarpaque y un guardafauna lograron rescatar al ave: era un ejemplar hembra de un año que no podía volar ni conseguir comida y tenía un ala fracturada.
  • La hija de uno de ellos le puso Bella y se recupera en Varvarco.

Tenían el dato de que un cóndor no podía volar y se movía dando saltos. Así lo habían contado los paisanos que lo vieron en la base del volcán Domuyo en las afueras de Varvarco, tierra de cumbres nevadas y crianceros en los espectaculares paisajes del agreste norte neuquino.

En la mañana nublada y fría del viernes 8 de mayo, el guardaparque del Área Natural Protegida Domuyo Daniel Castillo y el guardafauna de la Regional Norte de Varvarco Martín Muñoz siguieron su huella un kilómetro y medio hasta que se perdía en el Cajón del Covunco.

Es un cañadón de unos cinco km de extensión tan hermoso como complicado de recorrer: en su tramo más difícil las paredes superan los 200 metros de alto y se hace tan angosto que llega a haber apenas 20 metros de lado a lado.

Bella, como le puso Quillén, la hija del guardaparque, se recupera en Varvarco. Foto: Martín Muñoz.

Por ahí corre el arroyo que nace de cuando la nieve se derrite y se calienta al pasar por los géiseres y las termas, por eso es tibio donde Daniel y Martín tuvieron que caminar tres kilómetros hasta dar con el cóndor.

No fue fácil lo que siguió. El ave buscaba altura a los saltos y cuando ellos se acercaban planeaba hasta donde podía, aunque por los movimientos reducidos calcularon que tenía un ala lastimada.

Así pasaron cuatro horas, intentando bloquearle las salidas, pero lograba eludirlos. Hasta que Daniel cruzó sigiloso de orilla a orilla sin que lo viera, se acercó por detrás y pudo agarrarla.

-¡Impresionante! –exclamó Martín ante el movimiento rápido y preciso de su colega para envolverlo con cuidado con el buzo azul de su hijo Willy, que se sumó al operativo con ganas de ayudar.

Era lo único que tenían a mano porque debieron dejar las mochilas cuando se complicó cargarlas al estrecharse el cañadón y caminar por el agua. Observaron que era una hembra que aparentaba tener un año y que una de sus alas parecía fracturada.

Después, cargándola con cuidado, hicieron un kilómetro más por el cañadón hasta poder salir y regresar hasta donde dejaron la camioneta y trasladarla al lugar donde se recupera en Varvarco.

Eran las dos de la tarde y podían encarar el resto de la jornada con la satisfacción de la misión cumplida y a la espera de que la revisaran los profesionales del Centro de Ecologia Aplicada de Neuquén (CEAN). Ahora se llama Bella: así la bautizó Quillén, la hermana de Willy.

“Estaba muy delgada por no poder conseguir comida -explica a Voy el guardafauna Martín Muñoz-. Y aunque está bajo investigación porque tenía un ala lastimada, creemos que se la fracturó al largarse a su primer vuelo, que los cóndores hacen cuando llegan al año de edad. Los veterinarios analizan su evolución y si es necesario será trasladada a Bariloche o Buenos Aires para que la complete”.

Cuando eso ocurra, Bella regresará al norte neuquino para que vuelva a volar entre las cumbres del cielo puro del norte neuquino. “Solo me queda agradecer a Daniel y a su hijo Willy por este lindo trabajo que pudimos hacer juntos”, dice Martín antes de despedirse para volver a la camioneta y salir a recorrer la zona como cada día.

Fuente: Río Negro.

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