El Tribunal de Audiencia estuvo compuesto por los jueces Daniel Sáez Zamora, Carlos Chapalcaz y Alejandra Ongaro. En 7 años, Sanfereider, estaría en libertad.
El Tribunal de Audiencia de Santa Rosa, conformado por los jueces Daniel Sáez Zamora, Alejandra Ongaro y Carlos Chapalcaz, condenó hoy al policía Fernando Martín Safenreider, como autor material y penalmente responsable del delito de homicidio simple, agravado por el uso de arma de fuego, en concurso ideal con el delito de lesiones leves, a la pena de 12 años de prisión. Además le mantuvo la prisión preventiva. La víctima fue Sergio Garialdi.
Con las pruebas reunidas durante el juicio oral y público, el tribunal concluyó que ocurrió lo siguiente: “El 24 de Julio de 2016, con posterioridad a las 20.30, en la intersección de dos caminos, uno denominado del Cementerio y el otro La Armonía, que es perpendicular a la ruta nacional 5, a la altura de los kilómetros 554/555, el móvil policial de la comisaría de Lonquimay, conducido por el cabo Fernando Martín Safenreider, y en el que viajaba como acompañante Norberto Daniel García, empleado policial, se estacionó sobre allí, previo a haber recibido una comunicación de Marcos Sebastián Ochoa, funcionario policial de La Gloria, acerca de la presencia de cazadores en esa zona”.
“Ambos empleados policiales –continúa el fallo– descendieron del vehículo dejando las puertas abiertas. Mientras Safenreider se ubicó delante del móvil, García lo hizo al lado de la puerta del conductor. Momentos después pasó por esa intersección una camioneta Ford 100, color gris, que circulaba por el referido camino vecinal, en dirección norte a sur. Este rodado se encontraba visiblemente preparado y así funcionaba, en ese momento, para realizar tareas de caza”.
Los jueces dieron por probado que en él “viajaban cuatro personas. Enrique Andrés Casabonne (conductor), Juan José Castilla acompañante) y los dos últimos –en la torreta de caza que se hallaba en la caja de carga de la camioneta–, Mario Luján Arroyo ( portaba una carabina calibre 22) y Héctor Santiago Garialdi ( iluminador). La camioneta pasó por la intersección, y realizó una maniobra de esquive, por cuanto en el inicio de la encrucijada, había una cadena de acero, con pedazos de hierros soldados, denominados ‘miguelitos’. En esa maniobra, la cadena fue arrastrada, impactó contra la rueda delantera derecha, la pinchó y la despidió. Al mismo tiempo, y dado el corto lapso en que se desarrolló todo el suceso (entre siete y diez segundos), desde la camioneta, específicamente desde la torreta, Garialdi iba mirando e iluminando en dirección hacia el móvil policial, apuntándolo con el reflector”.
“Como respuesta –prosiguió el tribunal–, Safenreider, cuando ya la camioneta había sobrepasado al personal policial y no representaba ningún peligro, con el arma de fuego que le fuera asignada en su carácter de funcionario público policial, realizó ocho disparos, en dos secuencias, desde dos sectores de boca de fuego distintos. El primero ubicado en la arteria que se dirige a la localidad de Lonquimay, desde donde realizó seis disparos, y la segunda secuencia de dos disparos se ejecutó sobre el camino vecinal con dirección a la ruta 5. Los dos primeros impactaron en la persona de Garialdi –uno a la altura de la cabeza y el otro rozó su antrebrazo derecho–, provocándole el primero heridas de tal gravedad que se constituyeron en la causa de su deceso. El tercer disparo, efectuado en la misma secuencia, impactó sobre la puerta izquierda de la camioneta Ford, atravesándola e ingresando en el glúteo izquierdo del conductor (Casabonne), quien a raíz de ello, resultó víctima de lesiones”.