En el corazón de General Pico, entre calles que han visto el paso del tiempo y modas que van y vienen, encontramos a Juan Ferreyra. Hoy celebrá sus 80 años, un hito que coincide con sus siete décadas dedicadas al arte de la zapatería. Acompañado por su esposa, Marta “Tita” Marconi, Juan nos abre las puertas de su vida, un relato que entrelaza recuerdos, anécdotas y sabiduría.
“Comencé con Fileppo y Corneati, barría, cebaba mate, y un día me preguntaron si quería aprender”, recuerda Juan con una mezcla de nostalgia y orgullo. Su carrera, iniciada a los nueve años, lo llevó por distintos talleres hasta que, junto a Marta, decidieron emprender su propio camino.
La zapatería, un oficio que, según Juan, “se ha ido perdiendo con el tiempo”, ha sido testigo de cambios profundos. “Antes se manejaba mucho el cuero, ahora la zapatilla ha desplazado al zapato”, reflexiona. Pese a esto, Juan valora la funcionalidad de las zapatillas, aunque reconoce la disminución de zapateros tradicionales.
Juan y Marta, una pareja no solo en la vida sino también en el oficio, compartieron sus experiencias y adaptaciones a lo largo de los años. Mientras Juan se enfocaba en los zapatos, Marta se dedicaba a reparar mochilas y carteras, “todo a mano”, subrayan.
Las anécdotas fluyen como si fueran hilos conectando el pasado con el presente. Juan recuerda con cariño a García y Gil, donde aprendió a preparar suelas y hilos para coser a mano. Incluso evoca encuentros con figuras como Jorge Cafrune, el famoso guitarrero, en su época en García y Gil.
La conversación se desliza hacia recuerdos de épocas económicas fluctuantes y la adaptabilidad que requerían. “Hemos pasado por todo tipo de situaciones económicas”, dice Marta, revelando su pasión por el reciclaje y su activa participación en la comunidad.
Pero más allá de los zapatos y las mochilas, lo que realmente resalta en su relato es la fortaleza de su unión. “Vamos a cumplir 60 años casados”, anuncia Juan, una declaración que resume décadas de amor, trabajo y complicidad. Además, comparten la alegría de tener una gran familia, con nietos que se han dispersado por el mundo.
El futuro se presenta incierto, pero Juan y Marta observan la vida con una mezcla de aceptación y esperanza. “Ahora estamos un poco mejor y veo la vida que está un poco complicada para la gente”, reflexiona Juan, un hombre que ha vivido bajo distintos gobiernos y vio transformaciones profundas en su comunidad.
Hoy celebra sus 80 años, Juan no solo festeja un cumpleaños, sino también una vida llena de esfuerzo, dedicación y amor.
Al finalizar la entrevista, la pareja expresa su gratitud a la familia y amigos, y especialmente a Héctor Ombroni, un gran amigo de la pareja. “Tengo un gran amigo, un Héctor Ombroni, que es sinceramente un personaje”, dice Juan con una sonrisa.
Juan Ferreyra representa la esencia de un oficio tradicional, una vida dedicada a la habilidad, el compromiso y la pasión. Su historia es un testimonio del cambio y la constancia, una inspiración para todos aquellos que valoran el trabajo manual y la dedicación.
