Un silencio pesaroso envuelve a la comunidad de La Pampa hoy, marcando dos años desde la pérdida de Lucio Abel Dupuy, un suceso que sacudió las conciencias a lo largo del país. La memoria del pequeño de cinco años persiste en el dolor colectivo, mientras se busca consuelo en la justicia alcanzada contra sus victimarias.
La noche del 26 de noviembre de 2021, un adolescente llegó a la posta sanitaria del barrio Río Atuel, llevando a Lucio en sus brazos, en una escena que para la enfermera de turno inicialmente parecía una emergencia rutinaria. La reacción inmediata de los vecinos, la carrera contra el tiempo en busca de auxilio médico, culminó en el Hospital Evita con la trágica confirmación: Lucio había fallecido.
Magdalena “Magui” Espósito Valenti, de 24 años, y su pareja Abigail Páez, de 27, se convirtieron en el foco de una nación consternada cuando el Tribunal de Santa Rosa las sentenció a prisión perpetua el 17 de febrero. La fiscalía declaró la pena como un castigo de por vida, un eco de la severidad del crimen cometido.
Las palabras de Ramón Dupuy, abuelo del pequeño Lucio, resonaron con fuerza en la sala del tribunal y más allá: “Que se condenen los abusos sexuales que sufrió Lucito es como si fuera una caricia al alma. Pero lo del odio, todavía no lo incluyen”. Su testimonio se erige como un recordatorio de la lucha contra la violencia infantil y la necesidad de una reflexión más profunda sobre la prevención.
El caso de Lucio no solo generó ondas de choque por la brutalidad del acto, sino que también incitó llamados a la acción para fortalecer las redes de protección a los menores. Desde el ámbito legislativo hasta el activismo social, se ha impulsado una revisión crítica de los sistemas destinados a salvaguardar a los niños.
A dos años del asesinato, las heridas siguen abiertas, pero la comunidad se une en la esperanza de que la memoria de Lucio Dupuy sirva como catalizador para un cambio genuino, que ningún otro niño sufra un destino similar. La pena impuesta es un paso en la búsqueda de justicia, pero el camino hacia la sanación y la prevención es un compromiso continuo de toda la sociedad.
