9 años y 19 días después: Las alarmantes similitudes en los intentos de femicidio de una misma persona en General Pico

9 años y 19 días después: Las alarmantes similitudes en los intentos de femicidio de una misma persona en General Pico
Foto del archivo de InfoPico.com del hecho ocurrido en 2014
27 Mayo, 2023 a las 10:00 hs.

El caso de Alejandro Ariel Wilson nos presenta una ventana desgarradora y sorprendente a un problema continuo de violencia de género y reincidencia en el sistema de justicia penal.

Wilson, nacido en General Pico, ahora de 34 años, vuelve a enfrentar cargos por un delito asombrosamente similar al que cometió en 2014, un intento de homicidio que se consideró “agravado” debido a la discapacidad auditiva y verbal de la víctima. En ambos casos, Wilson mostró un patrón de violencia perturbador, eligiendo atacar a sus parejas con armas cortantes y sofocación.

Las semejanzas en la naturaleza de los ataques no pueden pasarse por alto. En ambos casos, Wilson eligió acometer contra mujeres que, por circunstancias diversas, estaban en una posición de vulnerabilidad. En 2014, la víctima era una mujer sordomuda, mientras que en el caso actual, el ataque se produjo cuando la víctima quería salir del hogar que compartía con Wilson, un indicador claro de que estaba intentando escapar de una situación potencialmente peligrosa.

En el incidente de 2014, el juez Fabricio Losi destacó que Wilson, “es una persona joven, en buen estado físico, que acomete contra una mujer que además tiene serias dificultades para pedir auxilio”, lo que intensifica la gravedad de sus acciones. El comportamiento violento y la obstinación de Wilson incluso frente a la intervención de terceros ilustra una intención indudablemente homicida.

La naturaleza despiadada de estos ataques y la aparente disposición de Wilson a ignorar las súplicas de los demás para detenerse, muestran un patrón de comportamiento que va más allá de la mera reincidencia. Esta es una manifestación de una violencia incontrolada que, a pesar de los intentos del sistema de justicia penal para reprimir y reformar, parece resistir la intervención.

El hecho de que Wilson volviera a cometer un acto de violencia similar apenas un mes después de ser liberado de la prisión plantea serias preguntas sobre la eficacia del sistema de justicia penal para tratar a los reincidentes, especialmente aquellos con un historial de violencia de género.

Este es un asunto que exige una revisión más profunda de cómo se manejan estos casos dentro del sistema judicial y correccional, y qué medidas se pueden tomar para evitar que hechos tan atroces vuelvan a ocurrir. En particular, es fundamental entender cómo tratar y rehabilitar a los delincuentes violentos para evitar la reincidencia.

El caso de Alejandro Ariel Wilson es un llamado de atención que pone de manifiesto la persistencia y las ramificaciones de la violencia de género, la cual no solo impacta a las víctimas inmediatas, sino que también perpetúa un ciclo de miedo y daño en la sociedad en general.

¿QUÉ DECÍA LA CONDENA EN 2014?

El juez Fabricio Losi condenó el 23 de octubre de 2014 a Alejandro Ariel Wilson a diez años de prisión por el delito de “homicidio calificado en grado de tentativa” en perjuicio de su pareja sordomuda, a quien casi asfixió e intentó cortar con un cuchillo serrucho en la cabeza. Además, lo declaró reincidente, ya que tenía una condena en suspenso por robo.

El hombre en ese momento tenía 25 años y convivía con una joven sordomuda en el barrio Frank Allan de la ciudad. El delito que se le imputó, homicidio en grado de tentativa tiene de por sí una condena alta. En el debate, el defensor oficial intentó demostrar que el Wilson había cometido lesiones graves contra su pareja, un delito que hasta puede ser excarcelable, pero el juez Losi entendió hubo intento de matar.

Lo justificó diciendo que “Wilson es una persona joven, en buen estado físico, que acomete contra una mujer que además tiene serias dificultades para pedir auxilio, dado que padece una discapacidad auditiva y verbal, la sujeta contra el colchón de la cama -apoyándole su cuerpo encima-, la tomó del cuello fuertemente con una mano y con la otra mano lanzó puñaladas a la zona de la cabeza, queda claro que existía una intención que iba más allá de amedrentar o lesionar, sino de acabar con la vida de su pareja.

La intención homicida se deja en evidencia, además, desde el momento en que el hermano de la mujer que llegó en su auxilio tras recibir un mensaje de texto, primero le pidió (le rogó) que dejara a su hermana porque la iba a matar, cosa a la cual hizo caso omiso el imputado, que siguió una y otra vez asestado apuñaladas en la cara de la víctima, quien lucía totalmente ensangrentada, debiendo recurrir el tercero a la fuerza para evitar la consumación del hecho. Wilson no cesó en su accionar hasta que el hermano de la mujer lo golpeó dos veces, con potencia, con una silla en la espalda, elemento que encontró en la casa.

Es indudable que el hecho objetivamente podría causar la muerte de la víctima, ya sea por la sofocación con las manos o ya sea por las distintas apuñaladas que fue asestando, pero además en el modo que se lo obligó a desistir de la acción fue mediante golpes intensos de tercero ajeno al hecho que permitió momentáneamente la interrupción del ataque, pues Wilson siguió afuera de la casa corriendo a la víctima y golpeándola nuevamente con una silla”.

El hecho había ocurrido el 3 de mayo de 2014 y a la joven en el hospital le habían diagnosticado “traumatismo de cráneo con escala parietal y herida cortante parietal que requirió sutura, eritema en región lateral del cuello, escoriaciones en el brazo izquierdo, rodilla derecha y región lumbar”.

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