✍? Por Margarita Cervio

Relatos de General Pico: Pimienta versus “pichichos”

Relatos de General Pico: Pimienta versus “pichichos”
20 Marzo, 2022 a las 10:00 hs.
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Margarita Cervio

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Hoy les voy a transcribir una anécdota del libro del 75 aniversario de General Pico. La redacción de esa época no tiene desperdicio y el contenido menos.

Una solución impensada a un nuevo problema en la ciudad, “los autos, sus ruedas y sus ruidos”  imaginen que tanto los humanos como los animales debieron adaptarse del silencio de bicicletas y caballos al molesto ruido de autos, trenes y todo lo que era símbolo de adelanto tecnológico y prestigio social.

Es de destacar que el rol de los perros también ha cambiado a lo largo del tiempo, convirtiéndose en estos últimos años en objeto de derecho y parte de la familia de muchos piquenses.

¡Que la disfruten!

De aquellos Tiempos… Pimienta versus “Pichichos”

Los conductores de los primeros automóviles que anduvieron por las polvorientas calles de General Pico y sus alrededores, no estaban protegidos por un adecuado “blindaje”, de los furibundos ataques de los canes, que se ensañaban con aquellos raros artefactos cuyos ruidos inusuales sacudían la habitual tranquilidad pueblerina.

Las piernas de quien manejaba y de su ocasional acompañante, se apoyaban en un sector expuesto a los mencionados ataques, ya que las ruedas de llantas final no constituían por cierto un resguardo adecuado.

Había que procurar entonces un medio idóneo para neutralizar esas ofensivas perrunas con sus secuelas de inevitables mordiscos, y una vez más el ingenio del hombre, movido por el instinto de conservación, encontró una solución satisfactoria, cómoda y de no muy alto costo.

El expediente al que se recurrió fue simple, pero efectivo: llevar un paquete con pimienta en polvo, de la cual se arrojaba un puñado a todo perro que embestía el vehículo.

Después de algunas de esas imprevistas ofensivas ya no se animaban a arremeter contra los “intrusos”, y si ladraban lo hacían desde una prudencial distancia.

De este modo, aquellos pioneros del automovilismo regional, pudieron pasear ufanos sus “poderosos” vehículos, por la vía pública, ante la admirada contemplación de sus convecinos.

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