Las artesanías, son una de las expresiones más interesantes y significativas de la forma de ser de los pueblos, en ella se expresan sus tradiciones, etnias, su cultura y hasta su historia.
Se considera artesanía al objeto elaborado en forma individual, familiar ó por comunidades de pueblos originales que mediante la transformación de la materia prima, la ayuda de recursos instrumentales y el dominio de técnicas específicas de su oficio, exprese un criterio estético funcional con valor cultural.
Son transmitidas de generación en generación con las variaciones propias que le imprime la creación individual del artesano, una expresión representativa de su cultura y factor de identidad de la comunidad.
Cuando uno viaja y trae obsequios para la familia con solo ver los colores y contenidos de las artesanías que obsequia ya se puede saber y hasta imaginar el lugar, Misiones con sus tucanes y colores brillantes, Salta y Jujuy con sus coloridos hilados, pero al llegar a La Pampa y pensar en que artesanías regalar no fue tan sencillo por muchos años, ya que las artesanías de la pampa vivieron en un largo cono de sombras, hasta comenzar a ser valoradas y rescatadas.
Las artesanías pampeanas tienen dos vertientes fundamentales (aclarando que esto no excluye manifestaciones de otro tipo), por un lado la de raíz proveniente de los pueblos originarios; por el otro la inspirada en el saber y la tradición criolla.
La de los pueblos originarios, constituye un substrato muy profundo, aunque no debidamente conocido en La Pampa. Desde los comienzos de los tiempos prehistóricos e históricos las creencias, las tradiciones, y los sentires de estos pueblos tuvieron expresiones no escritas, aunque si gráficas a través de pictografías que todavía pueden admirarse en apartados y misteriosos lugares de la provincia, como el Parque Nacional Lihue Calel.
Pero lo realmente fascinante es que esos signos indescifrables, esos colores, esas formas que perduran incomprensibles en la piedra y que expresaban en forma no figurativa su concepción mágico – religiosa del mundo, pueden rescatarse todavía en la tejeduría de raíz Mapuche y Tehuelche.
Matras, ponchos, fajas, peleros de un colorido y una armonía, en formas excepcionales que se ofrecen garantizadas al viajero ya sea en los apartados puestos donde tienen su origen, o en los mercados artesanales de la ciudad.
La vertiente criolla en cambio es mucho más entendible en cuanto a formas y colores ya que cuenta con fuerte influencia occidental española.
Utensilios (de cocina, faenas…) tabaqueras, herramientas, y hasta simples objetos estéticos, no exentos – es cierto – de influencia paisana, son también ofertas de interés al turista.
Una mención aparte merecen los trenzados de los cuales algunos artesanos pampeanos llegan a hacer verdaderos prodigios de forma y habilidad, frecuentemente traducidos en cabos de cuchillos, cinturones, lazos, rebenques… pero también en objetos o miniaturas que deslumbran tanto por la finura del tiento cortado a ojo, como por la habilidad y complejidad de su trenzado.
En nuestra provincia fue variado el aporte que los distintos grupos étnicos NATIVOS y EXTRANJEROS hicieron a la formación de nuestra cultura. La supervivencia de estos es factible verificarla en las danzas, música, idioma, medicina popular, prendas, refranes, supersticiones, etc.
Con respecto a las artesanías pampeanas, puede decirse que se trabajan cuatro tipos básicos que son los derivados de la madera, del cuero, del metal y de la lana.
A los efectos de preservar este patrimonio cultural se creó en el año 1977 el Mercado Artesanal Pampeano, por el decreto N°661/78. Este organismo actualmente depende de la Secretaria Provincial de Turismo.
Y llevemos este relato a General Pico, quizás aquí sobresale mas la impronta gaucha con eximios cuchilleros como “Bigote” Mendicoa, Polo Gabino y una nueva camada de jóvenes como Hernán Cosimi ganadores de premios nacionales y dignos representantes de la Ciudad.
La platería criolla se luce en manos de “Coco” Sanez donde nuestra flora es puesta en relieve en mates, cuchillos, pulseras y collares, los cardos de coco son únicos, a mi criterio su sello distintivo. Tantos premios ha ganado que ni podría nombrarlos.
En madera mujeres y hombres se destacan Yanina Cavagnis y sus utilitarios con mesclas de texturas y colores hacen que el poner la mesa no sea un mero acto repetitivo, para convertirse en un despliegue de belleza, simplicidad y tradición. Ganadora de múltiples premios también y como olvidarme de los históricos como Miguel Gesualdi que tanto ha luchado por que la artesanía píquense tenga el lugar que le corresponde.
Los Sogueros y artesanos del cuero son más fáciles de encontrar en el campo que en la ciudad, ya que este material es utilizado para la fabricación de todas aquellas herramientas necesarias para las faenas como sogas, rebenques, vainas de cuchillo, riendas, cinchas, etc. además es el encargado de la estética del gaucho y del caballo, y lo vemos en aperos, cintos, rastras, etc.
Hace poco visite el Mercado Artesanal en Santa Rosa y al pasar por la vereda y mirar la vidriera realmente se te infla el pecho de orgullo al leer en las etiquetas de las artesanías tantos nombre de piquenses, los ojos no saben para donde mirar: cuchillos de Marcelo Carrión tallados a la perfección con aves y mamíferos de La pampa que parecen sacados de un libro donde los detalles abundan y la perfección los unifica, cerámica en utilitarios con diseños únicos, aros y collares realizados por Natalia de Pampa Mística, Animales autóctonos y de campo de Fabio Llanos donde ya no son técnicas tradicionales sino Artesanía Contemporánea, pero la fusión de lo tradicional con este nuevo tipo de artesanías donde se incluyen las artesanías urbanas, no chochan, no contrastan, fluyen.
Las Artesanías Contemporáneas son, aquellas cuyo proceso de producción implique la utilización de materiales, técnicas y diseños que con nuevas modalidades recreen la expresión artesanal. ¿Sabían que se llamaban así?
Podría seguir por horas enumerando destacados artesanos y artesanas piquenses algunos que recordaremos con cariño y guardaremos sus piezas como tesoros como es el caso de Robla y otros que seguiremos encontrando en ferias y exposiciones y disfrutando de piezas que nos remontan a nuestra historia o nos muestran nuestro presente.
Presten atención cuando visiten una feria de artesanos en la ciudad y después me cuentan si pueden ver reflejadas en ellas historias, flora y fauna local, técnicas, identidad, y sobre todo un trabajo digno de destacar. No dudo que esta columna tendrá parte II, ya que seguramente cada uno de nosotros tiene su artesano conocido, admirado o querido y no lo he nombrado, no porque no lo merezca, sino por lo corto del relato, pero dispuesta a recordar a aquellos que tan bien nos representan.
Que tengan un hermoso domingo…
