Se cumplen 20 años de la gran crisis argentina de 2001-2002. La sociedad estallaba en pedazos al ritmo del corralito, los cacerolazos, los saqueos, los muertos y el estado de sitio, y La Pampa no estuvo ajena a ese desplome.
¿Cómo se vivió el estallido en nuestra provincia? No muchos recordarán esos días o lo tendrán en la memoria, pero hubo escenas, que sin llegar a ser las que veíamos en otros puntos del país a través de la televisión (extraño mundo previo a las redes sociales), fueron inéditas para la sociedad pampeana: cacerolazos, marchas, escraches, asambleas, corridas y hasta represión policial.
Entre el 19 de diciembre y finales de febrero, la provincia vivió una ola de protesta y movilización como nunca se había visto.
Recordemos: el 2 de diciembre de 2001 se había implementado el “corralito” y comenzaron las protestas y los saqueos en distintos puntos del país. El 19 de diciembre el presidente Fernando de la Rúa decretó el Estado de Sitio para intentar frenar esa ola de descontento y estallaron en Buenos Aires los primeros cacerolazos.
A fines de 2001 gobernaba la provincia Rubén Hugo Marín. El clima ya era de ebullición: en Santa Rosa y General Pico había reclamos en las semanas previas, como las protestas de los despedidos en Calzar o de las y los estudiantes y docentes de la UNLPam que fueron corridos de la plaza San Martín por el intendente Oscar Jorge.
Desde Casa de Gobierno no descartaban que ocurrieran también saqueos en la provincia por el efecto contagio.
La noche del miércoles 19 de diciembre, mientras la televisión pasaba los primeros cacerolazos, unas 60 personas salieron a manifestarse en Santa Rosa. El ministro de Gobierno, César Ballari, al día siguiente, dijo: “No vamos a permitir disturbios”.
El jueves 20 unos veinte vecinos del barrio Matadero fueron a reclamar comida frente al supermercado La Anónima en la avenida Luro. Allí dos jóvenes fueron detenidos por la policía. Esa noche hubo otro cacerolazo en la ciudad y los manifestantes marcharon a la Seccional Primera para reclamar por los arrestados horas antes.
Esa misma jornada, cercado por una situación insostenible que ya se había cobrado decenas de muertos por la represión, renunció el presidente De la Rúa, abriendo un período de dos semanas de caos político y social.
Santa Rosa y General Pico, como en otros puntos del país, fueron un caos cuando estalló la convertibilidad y se devaluó el peso.
Largas colas en los bancos antes del feriado bancario, municipales de paro en General Pico, faltante de medicamentos y alimentos en los comercios y supermercados, los cheques eran rechazados y no se podía retirar dinero. Las fiestas de fin de año estuvieron cargadas de incertidumbre.
Las protestas continuaron. El 28 de diciembre hubo una marcha en el centro de General Pico por parte de la Multisectorial al grito de “que se vayan todos”.
Frente a la emergencia, el Gobierno provincial comenzó a dar planes de empleo y en el Club Independiente de Santa Rosa hubo filas de cuatro cuadras para inscribirse. Se congelaba el pago de la antigüedad a docentes y se cortaban horas extras en la Legislatura.
Para entonces, en General Pico se había puesto en marcha la asamblea de los autoconvocados que se reunía los días martes y marchaban los viernes. El 4 de enero de 2002 hubo otra marcha de la Multisectorial en Pico y el 7 y 8 de enero cacerolazos de las y los universitarios en Santa Rosa porque no se pagaba el aguinaldo.
El 8 de enero se produjo el primer hecho violento en la provincia por esos días. En General Pico hubo incidentes cuando la Multisectorial y comerciantes reclamaron frente a la sucursal del Banco de La Pampa en la 22 y 15 por el rechazo de miles de cheques.
Camiones cortaron calles y los indignados corrieron por la calle a los gerentes Osvaldo Dadone y Edgardo Ruffini. Este último se llevó la peor parte al recibir algunos golpes.
Las Cámaras empresariales pidieron la renuncia de los directores del Banco de La Pampa. En Santa Rosa, el 9 de enero unas 800 personas marcharon y se concentraron en la esquina de Pellegrini y 9 de Julio, pleno centro, para repudiar a las autoridades del BLP.
El miércoles 9 de enero los integrantes de la Multisectorial de Pico fueron hasta la municipalidad y el intendente Luis Campo prometió acompañarlos.
El 10 de enero el vicegobernador Heriberto Mediza recibió a los representantes de la Cámara de Comercio y de UNILPA antes de que se movilizaran. Decidieron suspender la medida a la espera de que el gobernador Marín volviera de Buenos Aires.
El efecto contagio se daba en todos lados. En General Pico salían a las calles a reclamar ex trabajadores de Prodinco y marchaban cien personas en reclamo de justicia por la muerte de un joven de 16 años.
La ebullición de una sociedad que perdía sus salarios y ahorros o que directamente no alcanzaba a comprar lo diario continuó mientras se sucedían los distintos presidentes provisionales. El caos iba a continuar en enero y febrero de 2002.