Este es el testimonio que da quién sufrió la pérdida de los 45 rollos de fardo.
Ayer a las 16:20 debido a un desafortunado accidente en un predio rural ubicado entre las localidades de Speluzzi y Vertiz, se originó un incendio que tomo rápidamente unos rollos de fardo, por lo que requerí la colaboración del Personal de Bomberos Voluntarios.
Más allá de lo asombroso y peligroso que suelen ser estas situaciones, para este caso se logró controlar rápidamente el avance del incendio.
Esta cuestión, que para nuestra labor es algo habitual salió de la rutina cuando un perro se me acercó y comenzó a llorar a mi lado, mientras me miraba fijamente.
En un primer momento pensé que estaba asustado, no entendía porque no huía del fuego y prefería quedarse junto a mí, mientras miraba las llamas aterrado.
Lo que nunca pensé es que ese pequeño perro me iba a ser cambiar mi forma de ver las cosas. Porque luego de unos momentos se armó de valor y se dirigió hacia uno de los Bomberos que estaba junto a las llamas.
Comenzó a llorarle y se le aproximaba. El bombero pasó su mano por su cabeza en forma cariñosa, quizás para tranquilizarlo, quizás porque le pareció simpático, pero en realidad yo podía ver en la distancia que ese pequeño perro quería ayudarlo.
Supongo que desde su inocente ingenuidad se armó de valor e intentaba de disuadirlo para que se aleje. Ese pequeño can me hizo pensar que hay bondad en cada pequeña cosa y en muchas ocasiones el trabajo que realizan los bomberos pasa desapercibido.
No nos damos cuenta que ellos exponen su salud sin pedir nada a cambio. Siempre con un perfil bajo y desde su humildad dejan todo sin pedir nada a cambio.
Por eso solo puedo agradecerles por las veces que deben concurrir y dejar a un lado sus vidas por el solo hecho de ayudar. Muchas gracias al personal de Bomberos en general.