Subzona 1.4 III

“La UNLPam sufrió el veneno de la vigilancia, la delación y la expulsión” afirmó Alpa en el juicio de la Subzona 1.4

“La UNLPam sufrió el veneno de la vigilancia, la delación y la expulsión” afirmó Alpa en el juicio de la Subzona 1.4
22 Junio, 2021 a las 11:45 hs.

El rector de la UNLPam, Oscar Alpa, brindó su testimonio como institución querellante en el juicio de la Subzona 1.4 III que juzga a represores pampeanos por crímenes de lesa humanidad cometidos en la provincia durante la última dictadura cívico militar. También hablaron representantes del Movimiento Pampeano de los DDHH y el Partido Comunista.

“De todo el grupo de víctimas del terrorismo de Estado en La Pampa, que dependiendo de cómo se consideren puede superar las doscientas personas, un importante número de ellas, entre 50 y 70, pertenecían a la UNLPam entre estudiantes, nodocentes, docentes y autoridades. Sin duda fueron víctimas todas aquellas que, comprometidas en el proyecto de conformación de la UNLPam, vieron sus vidas truncadas por el exilio, la detención y la tortura, el desempleo y las cesantías. Los dispositivos de control que recayeron sobre sus figuras son del orden del control de lo ideológico en la organización de la enseñanza, en la selección bibliográfica y en los contenidos. Se estableció vigilancia incluso sobre docentes y estudiantes, a través de oficiales infiltrados que controlaban, de primera mano, lo que sucedía en las aulas”.

Alpa indicó que “con todo lo que significa la lesividad en las personas, hay además otros daños. El epistémico o cultural, que tiene que ver con el borramiento y la estigmatización de enteras corrientes de pensamiento, de enseñanza, de investigación y extensión. El ejemplo más notorio en la UNLPam fue el Instituto de Estudios Regionales, cuya intervención a fines de 1975 inició la escalada represiva sobre nuestra Universidad, porque además coincidió con la primera detención de un integrante de la comunidad universitaria”.

“Esas otras formas de daño, adoptadas como medidas de control interno, incluyeron también el cierre del Comedor Universitario -espacio logrado por las luchas estudiantiles-, la intervención de la Cooperadora de la UNLPam, el cierre de residencias donde se alojaban docentes que llegaban a General Pico”, explicó.

El rector indicó: “Hay que contar otro daño, el institucional: no sólo porque el estatuto de la UNLPam y sus órganos de gobierno y académicos fueron arrasados, al igual que los Centros de Estudiantes, sino también porque se puso de manifiesto el veneno de la vigilancia, la delación y la expulsión, en franca sintonía con el propósito de achicamiento del sistema universitario: el cobro de aranceles, los cupos por formación profesional, los exámenes y tests de ingreso; mecanismos todos de desaliento para el ingreso universitario”.

“En suma, nuestra Universidad ha sufrido y ha formado parte de un perverso círculo en el que se proyectó el aniquilamiento –simbólico y material- del derecho social a la educación, su despolitización, el achicamiento y desfinanciamiento del sistema, la selectividad educativa, la descontextualización y atomización del conocimiento, así como los principios “epistemológicos adecuados” para la construcción de nuevos saberes, el desmantelamiento del pensamiento científico y la extensión entendida como “culturalista recreativa”. Se clausura así el proyecto político de una universidad liberadora –de 1974-, al servicio del pueblo, donde las demandas organizadas empiezan a ser vistas como situaciones de ingobernabilidad que se extienden a toda la sociedad”, destacó.

“La Universidad ha asumido y asume día a día el compromiso de articular un sistema público, solidario e inclusivo, con un rol protagónico en la construcción de la sociedad; y ese compromiso abarca la defensa de los derechos humanos y la formación de una ciudadanía consustanciada con la democracia y los valores de justicia y solidaridad, ratificando nuestra postura en claves de reivindicación, de reparación histórica, simbólica y real, y con la perspectiva de género que precisamente este proceso implica para relevar también de una vez y por todas el modo diferencial en que la dictadura afectó a las mujeres y que durante tantos años fue invisibilizado”, concluyó Alpa.

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