Ecoturismo: Ansenuza, el “mar cordobés” que espera convertirse en parque nacional

Ecoturismo: Ansenuza, el “mar cordobés” que espera convertirse en parque nacional
11 Abril, 2021 a las 16:30 hs.

  • La extraordinaria naturaleza y la inmensa variedad de aves de la Laguna Mar Chiquita, en Córdoba.

“No hay horizonte visible”, dice el piloto de la avioneta con capacidad para cuatro personas mientras exploramos desde el aire, a 200 metros de altura, la laguna Mar Chiquita, también conocida como Ansenuza, en Córdoba.

A lo lejos se ve cómo el agua se junta con las nubes y el cielo. No es posible ver el final de esta cuenca endorreica que tiene alrededor de 600 mil hectáreas.

A los pocos minutos de despegar, se divisan sobre el agua manchas rosas. Son grupos de miles de flamencos australes, tal vez el ave que más representa al lugar.

Están sobre la orilla, formando una fila que se extiende por kilómetros. Ante la mínima amenaza levantan vuelo y tiñen la zona de un color vivo. Otros se organizan en una hilera en medio de la laguna y se alimentan.

En Mar Chiquita se encuentran tres de las seis especies que hay en el mundo. La austral es la más abundante, se la puede ver durante todo el año. En los últimos censos realizados se llegaron a contar alrededor de 350 mil ejemplares.

Desde el aire se nota con claridad el avance de la agricultura. Entre bosques nativos, aparecen áreas desmontadas y sembradas.

Ansenuza fue declarada Reserva Provincial de uso múltiple en 1994. Fue reconocida como área importante para la conservación de las aves en 1995 y proclamada Humedal de importancia internacional por la Convención Ramsar en 2002, entre otros títulos.

Sin embargo, no alcanzan para garantizar la seguridad de las especies y del lugar; por eso desde 2017 se trabaja para otorgarle al sitio la mayor protección a nivel nacional y que se convierta en el Parque Nacional Ansenuza.

Recursos naturales

La historia, los animales y restos arqueológicos atraen a científicos, biólogos, amantes del turismo naturaleza y fotógrafos especializados. Se pueden encontrar más de 380 especies de aves, casi el 36% de toda la avifauna del país y el 66% de todas las especies de aves migratorias y playeras registradas en la Argentina.

La cuenca está alimentada por tres ríos: el Dulce, desde donde llega el 80% del agua; el Primero, también denominado Suquía; y el Segundo, conocido como Xanaes.

El título de “mar”, además de la inmensidad, se lo da la salinidad del agua.

Hay 57 gramos de sal por litro. Es el quinto lago salado más grande del mundo. Al igual que en el Mar Muerto, por más que las personas traten de hundirse, flotan. Su barro es utilizado para fangoterapia, tratar artritis y problemas de piel, entre otras cosas.

El avistaje de aves también se puede hacer en lancha. Los expertos en el tema -binoculares en mano- nos muestran cigüeñas, biguás, garzas blancas y garzas moras, espátulas, playeritos, un cisne cuello negro y numerosos patos.

Se navega sobre la costa de Miramar, la única localidad sobre la laguna.

Su cercanía es un riesgo cuando el caudal de agua aumenta. Ya sufrió tres inundaciones grandes que obligaron a los ciudadanos a reinventarse.

Mar adentro pueden divisarse restos de hoteles, una pileta con su trampolín, árboles secos y kilómetros de alambrados, todo bajo agua.

Entre la playa y la historia

El Gran Hotel Viena, construido entre 1940 y 1945, con sus paredes descascaradas y afectadas por la humedad, se resiste a ser tapado por el oleaje.

El entonces alojamiento de lujo que tenía ascensores, aire acondicionado y calefacción, todos avances tecnológicos para la época, hoy está convertido en museo.

Hay quienes vinculan su pasado -aunque sin pruebas- con el nazismo, cuenta la guía.

Desde la terraza del edificio, también famoso por la presencia de actividad paranormal, vemos el atardecer. El sol cae sobre el agua. El cielo se tiñe de naranja, el lago copia los colores y las aves levantan vuelo.

Alrededor del mar hay numerosos ambientes. Zonas de playa donde turistas se disponen a pasar días de sol, bosques, amplios pastizales, sabanas inundables.

En las áreas menos exploradas habitan mamíferos como pumas, pecaríes, corzuelas y el aguará guazú, una especie en peligro de extinción, que solo algunos afortunados tienen la posibilidad de ver.

Aventura en la isla

La Orihuela es una península de Ansenuza que, cuando el nivel de agua aumenta, se convierte en isla. Se llega luego de una hora y 20 minutos de lancha desde Miramar.

El día de nuestra visita llueve y aunque el capitán propone regresar, decidimos esperar:queremos conocer el lugar

La embarcación no puede acercarse a la orilla por la poca profundidad, pero cuando las gotas cesan de caer, nos metemos por primera vez en el mar cordobés. Con el agua por arriba de las rodillas, caminamos hasta la costa.

Este sitio guarda grandes riquezas arqueológicas y culturales.

Sobre el terreno barroso hay numerosos restos de vasijas hechas por aborígenes. “¿Ven algo diferente?”, pregunta el guía.

A pocos metros encontramos los huesos de un ser humano. La dentadura superior está casi intacta. También se distinguen las costillas. Según el lugareño, tienen que ser los restos de un aborigen menor de 10 años.

Quienes viven en Miramar aseguran que siempre hay algo nuevo por descubrir en Ansenuza. Lo cual, en parte, se debe a su inmensidad, a la imposibilidad de ver el final de la cuenca, incluso desde el aire.

Mientras la erosión del agua sigue revelando misterios sobre los antiguos habitantes, las aves y los mamíferos se apropian de la región otorgándole un valor natural único.

Por un rato, nos sentimos exploradores de esa naturaleza infinita.

Futuro Parque Nacional

A través de la ONG Aves Argentinas, la Fundación Wyss donará 5.8 millones de dólares para la concreción del Parque Nacional más grande de Argentina, que tendría alrededor de un millón de hectáreas. Incluiría Mar Chiquita y una parte de los bañados del río Dulce.

Parte de los fondos serán destinados a crear infraestructura.

“Sería un caso único e histórico poder iniciar con toda la infraestructura necesaria, como centros de interpretación, viviendas de guardaparques, senderos, observatorios, lo que fuera necesario”, explicó Hernán Casañas, director ejecutivo de Aves Argentinas.

El objetivo es también regularizar las actividades de la zona. El desmonte, la caza, la contaminación del agua y la circulación de vehículos en terrenos con reliquias arqueológicas, son las principales amenazas.

“No pensamos en un parque restrictivo, pensamos en un parque por y para la gente”, dijo María Laura Josens de Aves Argentinas.

Del proyecto del parque ya se viene hablando hace tiempo, pero faltan pasos legales -incluyendo la compra y cesión de tierras para que se haga realidad y se concrete la donación prometida.

Gustavo Tevez, intendente de Brinkmann, una de las localidades cercanas a Ansenuza sostuvo: “Lo que sería el futuro parque va más allá de lo que es Miramar; es una extensión muy grande, en la cual hay involucrados productores y propietarios de tierras, con los que hay que sentarse a negociar”.

“Si llegara a salir, el parque le daría una vuelta a nuestras economías regionales”, agrega.

El impacto económico ya se puede notar en localidades aledañas a Miramar, que de a poco empiezan a considerar al turismo como una actividad con potencial.

En La Para, se está construyendo un camping municipal con un centro de interpretación de flora y fauna de la región de Ansenuza, una obra que es financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo.

También está en construcción un parque pleistocénico que tendrá el objetivo de divulgar la historia de hace miles de años.

En La Paquita, se está haciendo hincapié en el turismo rural. El Bajo es un emprendimiento familiar donde ofrecen recorridos a caballo, paseos en jardinera, bicicleteadas, comidas típicas y shows de folclore.

Miniguía

Cómo llegar: a Córdoba en avión desde Buenos Aires, desde $ 4.033 ida y vuelta con Flybondi, desde fines de abril. También vuelan Aerolíneas Argentinas (desde $ 8.819) y JetSmart (desde $ 7.398).

Miramar de Ansenuza se encuentra a 197 kilómetros de Córdoba capital.

En auto desde Buenos Aires son 690 km. Tomar RN 9 y luego incorporarse en Autopista Rosario-Santa Fe. Continuar por RP 80 por 78 km. Seguir por Ruta Nacional 19, luego la RP 1 y después a RP 17. En Balnearia desviarse por RP 3 hasta llegar a destino.

Dónde alojarse: Ansenuza hotel, casino y spa. El mínimo de noches a reservar son dos. Una habitación doble por día durante los fines de semana de abril cuesta 11.900 pesos (ansenuzahotelcasino.com.ar).

Qué hacer: La empresa Michelutti excursiones ofrece una gran variedad de paseos.

Navegar en el barco pirata durante una hora y cuarto cuesta 600 pesos por persona.

Contratar la lancha para Orihuela durante todo el día cuesta $ 9.800 (mínimo 4 personas, máximo 8) e incluye almuerzo, bebidas libres, fotografías, caminatas, guías especializadas ([email protected]; Instagram y Facebook como @excursionesmichelutti).

Paseo en avioneta del Aeroclub Rafaela por una hora para tres personas cuesta 140 dólares ([email protected]).

Visita al Gran Hotel Viena, $ 500 por persona. El recorrido nocturno, $ 700.

Turismo rural (cabalgatas, paseos en jardinera, bicicleteadas, comidas típicas y show de folclore) en La Paquita, a 42 kilómetros desde Miramar. También se puede visitar la chacra El Bajo (Instagram: @elbajo.lpq).

Dónde informarse: turismomiramar.com / www.cordobaturismo.gov.ar/localidad/miramar-de-ansenuza/

Fuente: Clarín

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