Claudia Figari, Investigadora Independiente del CONICET en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales -CEIL del CONICET- dialogó con “La Redacción” por INFOPICO RADIO 99.9 sobre cómo será el trabajo post pandemia
Desde el comienzo, Figari se refirió al teletrabajo y sostuvo que se trata de una actividad que llegó para quedarse, “una nueva normalidad que incluirá una actividad semipresencial, que tendrá instancias presenciales junto al trabajo remoto” aunque esto no será posible en todas las actividades.
En tanto, aseguró que es poco el porcentaje de actividades que podrían realizarse por completo de manera remota. En el caso de las que sí pueden en su totalidad, señaló que se ha visto la contracara de la pandemia y del trabajo virtual.
“El aprendizaje sobre todo en la actividad docente, enseñar y aprender a través de la Educación virtual, hay nuevas posibilidades para extender nuestras actividades más allá de nuestras fronteras”.
Según Figari, esto tiene una cara y una contracara, “no quedó otra que generar instancias y procedimientos diversos para el trabajo remoto, pero esto implica también una incidencia en los vínculos, procesos y las relaciones sociales que se establecen en los ámbitos laborales“.
Frente a esta “nueva normalidad”, Figari manifestó que este año tendrá un avance significativo, donde los escenarios laborales ya no serán los mismos, “partíamos de una situación donde las formas de precarización e intensificación del trabajo estaban muy presentes, no de una situación de plenos derechos sociales sino de muchos derechos perdidos”.
En lo que respecta al trabajo informal, advirtió que ha crecido de forma terrible durante todo el 2020. “Estos trabajadores informales que viven al día, allí no se trata de teletrabajo ni de trabajo remoto, eso será para las grandes empresas, pymes o el trabajo docente semipresencial”.
Sobre la Ley de Teletrabajo aprobada recientemente, Figari sostuvo que coincide con las críticas de los sectores privados y que falta mucho en términos de reglamentación. “Quedan muchos baches en la forma en que los y las trabajadoras conservan determinados derechos que tenían“.
Y aseguró que en el teletrabajo, la unidad laboral coincide con la unidad doméstica y altera sensiblemente las dinámicas familiares, “el hecho de hacer teletrabajo implica en primer lugar tener los medios de producción”, enfatizó.
“Hay todo un tema con las herramientas de trabajo, con la conectividad y el uso que estamos teniendo con los celulares. Por otro lado están los espacios, mucha gente no vive en una casa amplia donde pueda tener una oficina”.
En cuanto a las actividades que genera mayores ofertas laborales, señaló que dependerá nuevamente de si el trabajador está muy calificado o si se trata de trabajadores que aun teniendo experiencias múltiples ingresan dentro de los niveles inferiores de una estructura de mando.
“La otra contracara, como en el sector agroindustrial por ejemplo y en trabajadores temporarios o migrantes que están en condiciones altamente precarias de trabajo, es que son necesarios de pronto en el trabajo en el campo, en distintas actividades agrarias. La industria sigue necesitando de trabajadores y trabajadoras para seguir funcionando“.
Al ser consultada sobre cuál es el escenario posible al que más le teme, Figari aseguró que sin lugar a dudas sería “un escenario donde se pierdan derechos adquiridos y donde la informalidad se exacerbe, donde los y las trabajadoras sean despedidos y suspendidos”.
Cabe destacar que el trabajo remoto también implica el derecho a la desconexión y en realidad el trabajo remoto implica a veces que desde que uno se levanta hasta que se acuesta estar disponible.
“En cualquier escenario, incluso presencial, frente a la posibilidad de despido o posibilidades de suspensiones, los trabajadores aceptan condiciones porque no les queda otra“.
Esto supone jornadas extensivas y aunque se cobren horas extras, esto incide en las condiciones de trabajo y en la calidad de vida de los trabajadores, aseguró la investigadora del CONICET.
En cuanto a las desigualdades sociales que se han visto profundizadas dada la situación actual, la investigadora señaló que “las desigualdades se han visto aumentadas, no son desigualdades sociales, económicas, educativas que se inician con la pandemia, es un planteo mundial“.
“Se exacerban desigualdades también en término de los países, hoy la voracidad del capitalismo se expresa claramente en una guerra por quién obtiene más vacunas, los que producen, los que no producen, los que puede y los que acumulan“.
En la misma línea, explicó que ahora lo vemos a partir de la pandemia pero “el papel central que juegan las corporaciones transnacionales en un capitalismo salvaje que no tiene nada de humano y que excluye cada vez más a millones y millones de personas“.
Por lo que aseguró que las desigualdades crecen y será complejo en una “nueva normalidad” lograr recomponer esa situación.
No obstante, sostuvo que ha habido luchas obreras que obtuvieron derechos importantes en el ámbito laboral, “en este contexto hay un retroceso, hay un parate en las paritarias, un lugar de los trabajadores en el cual se encuentran muy debilitados”.
Sobre el final fue consultada sobre su frase en la que sostiene que en la pandemia hubo ganadores y perdedores, “el sector informal es el gran perdedor, los trabajadores de algunos sectores no esenciales que dieron apertura de a poco a las actividades con protocolos que no eran muy específicos”.
“Ha habido ganadores, como los laboratorios o el sector del software. Las grandes corporaciones siguen siendo las grandes ganadoras. El actual es un escenario de máxima incertidumbre y el cual provoca mucha angustia, sin lugar a dudas podemos decir que es un sentimiento compartido por todos“, concluyó.
