Betty Grier Gallagher trabajó por más de cuatro décadas como enfermera al servicio de otros y no quiso retirarse cuando llegó el COVID-19. Su entrega le costó la vida.
Su dedicación por la vocación que había elegido era tal que, cuando le llegó la hora de jubilarse empezó la pandemia de coronavirus, por lo que decidió postergar su retiro para dar una mano en la emergencia, sin saber que su entrega le costaría la vida: murió el 10 de enero tras contagiarse de COVID-19.
Su caso dio la vuelta al mundo en un momento en el que los contagios no dejan de crecer en todas partes del globo. La comunidad médica busca con ello tratar de concientizar a la población de que se deben mantener las medidas de prevención para cuidarnos a nosotros mismos y también a quienes nos cuidan.
“Miss Betty”, como era conocida por sus compañeros, trabajó por 43 años como enfermera de emergencias en el Coosa Valley Medical Center, ubicado en la localidad de Sylacauga, en Alabama (Estados Unidos). Por preferencia, se encargaba del turno de noche para así poder formar a los recién salidos de la facultad y enseñarles todo lo que ella pudiera. Era una profesional dedicada y una mentora entregada.
Cuando empezó la pandemia de coronavirus, sus compañeros del hospital le pidieron que se quedara en casa por ser población de riesgo, pero ella no lo sentía así y, al segundo día de cuarentena, volvió a su trabajo. La mujer prefirió ayudar a la comunidad, que la necesitaba más que nunca ante la emergencia sanitaria.
Estados Unidos superó ayer las 400 mil muertes por coronavirus, entre ellas la de Miss Betty. La mujer falleció el 10 de enero, un día antes de cumplir 79 años, tras contagiarse, en diciembre, durante uno de sus turnos en el hospital. A la siempre activa enfermera empezó a faltarle el aliento y sus compañeros le recomendaron que se hisopara: dio positivo por lo que la internaron en el centro médico, del que ya no volvería a irse.
“Miss Betty siempre tenía una sonrisa en su rostro y nos daba fuerzas. Ella era la enfermera de las enfermeras. Encarnó nuestra misión de cuidar a los pacientes tanto en mente, cuerpo y espíritu. Siempre fue gentil y se preocupó profundamente por quienes tenía a su cargo. Lamentamos su pérdida y celebramos su vida. Extendemos nuestras más sinceras condolencias a su familia”, indicó el centro asistencial en un posteo en Facebook.
Su pérdida va a sentirse en el Coosa Valley Medical Center, puesto que no sólo ejercía como enfermera y mentora, sino que actuaba como cuidadora de todos. Los compañeros explicaron a los medios locales que Betty también les llevaba comida al hospital para todo aquel que se hubiera dejado la lanchera y revisaba que todos comieran en sus largos turnos.
Fuente: Todo Noticias
