El juez de control de General Pico, Alejandro Enrique Gilardenghi, declaró la responsabilidad penal de dos hermanos, menores de edad, en cinco causas diferentes. Al mayor lo declaró autor de los delitos de robo agravado por el uso de arma (dos hechos), robo en poblado y en banda, y lesiones graves (dos hechos), en concurso real; y al otro por robo agravado por el uso de arma.
La sentencia fue notificada por el magistrado vía Zoom y el conflicto penal se resolvió a partir de un acuerdo de juicio abreviado firmado por el fiscal Damián Alberto Campos, el defensor oficial Walter Eduardo Vaccaro y los dos imputados. Los hermanos tenían entre 16 y 17 años cuando cometieron los ilícitos y hoy uno de ellos ya tiene 18. Gilardenghi, además, en la parte resolutiva del fallo dispuso remitir una copia él al Juzgado de la Familia, Niños, Niñas y Adolescentes 2 de la Segunda Circunscripción Judicial.
El primer hecho se produjo el 27 de julio del año pasado, a la madrugada, en calle 40 en General Pico. Un joven iba en bicicleta y llegaron dos personas en una moto. Uno de ellos, el mayor de los hermanos, bajó; mientras el conductor le decía que la víctima era “un pibito” y que lo dejara. Por eso el conductor se fue. Aquel, exhibiéndole a la víctima un cuchillo de 30 centímetros de hoja, “se lo apoyó en el abdomen y le dijo: ‘ahora culpa tuya me quedé a pata’ y ‘dame las cosas, vos no me vas a mandar en cana, tengo un hijo que mantener’”. El damnificado le entregó una campera inflable, un celular y un par de zapatillas. Al irse, el agresor volvió a expresarle: “no me vas a mandar en cana, loco, porque te hago cagar” (sic).
El segundo ilícito fue cometido el 6 de septiembre, también del año pasado, poco después del mediodía, cuando un hombre se dirigió a una vivienda de calle 31 a reclamar la rueda de una moto que le había sido sustraída. El mismo acusado fue quien lo recibió, le dijo que él no había robado nada, lo insultó y “portando dos fierros de unos 30 centímetros, agredió a la víctima en las dos manos y en otras partes del cuerpo, arrojándole un ladrillazo que impactó en su rostro”; ocasionándole fractura de la pared anterior y posterior submaxilar izquierda y de piso de órbita y ala del esfenoides izquierdo, entre otras lesiones.
Días después, el 22 de ese mes a la madrugada, un hombre fue interceptado en calle 40 y 33 por los dos hermanos –el más chico era inimputable porque en esa época tenía 15 años– y otros tres jóvenes. “Primero lo golpearon con un ladrillo en el casco, luego (el hermano mayor) lo tiró al piso de una patada y comenzaron a golpearlo entre todos. El damnificado logró escapar, salió corriendo y dejó su moto Motomel Skua con las llaves de ignición colocadas, refugiándose en la delegación de la Comisaría Segunda”, detalla el fallo de Gilardenghi. El vehículo fue recuperado sin la llave y un oficial de policía advirtió que estaba en poder de los hermanos y otro joven. Inmediatamente se escaparon, pero inmediatamente los detuvieron.
Los otros dos hechos sucedieron el 11 y 12 de enero pasado. Uno fue a las 1.30 de la madrugada, cuando el imputado de más edad fue hasta una casa de calle 38, junto a un grupo de no menos cinco personas –entre ellos su hermano– e “iniciaron una gresca en la que agredieron mediante golpes de puño y patadas” a dos jóvenes. “Aprovechando el tumulto y desde atrás –mientras uno de ellos se defendía de un ataque de otra persona–, el hermano mayor le asestó un puntazo, produciéndole un hemoneumotórax por herida de arma blanca que puso en peligro la vida y le demandó un tiempo de curación de 40 días”, indicó el juez en la sentencia.
Finalmente, al otro día a la noche, los hermanos interceptaron a un hombre en calles 38 y 31 bis y “mediante agresiones físicas, y empleando un cuchillo cada uno de ellos”, le sustrajeron una remera, un pantalón, un par de zapatillas, una gorra y una cadenita de plata con barras de oro. Como consecuencia del ataque, la víctima sufrió una contusión en el labio superior y un edema en el pómulo derecho.