La flexibilización del aislamiento social, en el país y en La Pampa, también trajo el deshielo de la cuarentena política. La oposición al peronismo pasó de una postura mesurada en tiempos de incertidumbre y críticas contenidas, a sacar su artillería a partir de la discusión sobre determinados temas surgidos durante la pandemia.
Cacerolas que aguardaban salir
Lo que se discute no son decisiones sanitarias sino cuestiones políticas. Y que vuelven sobre la grieta entre peronismo y no peronismo, entre un gobierno popular y una concepción liberal. La oposición se enciente a nivel nacional y se replica en La Pampa con los radicales y los macristas, que a su vez compiten por quien es el más opositor.
Vamos a los temas: el central fue el rechazo a los pedidos de prisión domiciliaria de presos, que movilizó a la sociedad en un cacerolazo, en parte genuino, en parte acicateado por la oposición. Algunos jueces otorgaron esa polémica y antipopular medida, los medios resaltaron los casos hasta con trampa (se difundió una muerte cometida por un delincuente liberado en octubre), las fake news hicieron el resto.
Organizaciones de víctimas y familiares, temerosas de encontrarse con los victimarios, reclamaron que se frenaran las domiciliarias. Y las usinas opositoras comenzaron a cargar las responsabilidades sobre el gobierno nacional, y sobre el presidente Alberto Fernández.
Si bien se sabe que los que toman estas decisiones son los jueces, para la oposición acérrima al peronismo, y sobre todo al kirchnerismo, no importa tanto la precisión del dato como el golpe político.
Otro tema aprovechado fue el “cierre” del Congreso. Desde el oficialismo se quería sesionar mediante videoconferencia, o de forma mixta; desde la oposición se dijo que violaba la institucionalidad.
En su momento, aplicar un dudoso sistema electrónico electoral era modernizar la política. Ahora la oposición se mostró preocupada porque la pandemia pondría en juego a la República si no se garantizaba las sesiones presenciales.
Aunque no se lo diga, de fondo, está en juego el impuesto a las fortunas impulsado por el oficialismo, y que divide aguas entre una concepción más redistributiva en esta crisis, y otra más defensora del status quo. Cada cual se ubica de un lado, aunque la oposición no lo diga abiertamente.
Los temas pampeanos
En La Pampa también se movió la oposición, si bien había despertado con algunos cuestionamientos previos sobre temas como los excesos policiales. La salida del gobernador Sergio Ziliotto sobre la cuestión apaciguó el ambiente.
En la semana otro disparador fueron los permisos a los albañiles para obras particulares, que iban a ser otorgados por la UOCRA y la Cámara de la Construcción. La oposición adujo cierta discrecionalidad sobre esos permisos que podrían ser dirigidos a los afiliados al sindicato. Una sospecha que no está tan alejada de la realidad. En esto coincidieron los radicales y los macristas.
Otro tema fueron los nuevos fondos enviados a Mendoza por ley para Portezuelo del Viento por parte del gobierno nacional. El senador radical Juan Carlos Marino y el diputado Martín Maquieyra criticaron el desembolso. No sin cierta sobreactuación y una doble vara del senador que mide según el lado del mostrador en el que se encuentre. Del silencio sobre el tema cuando Macri era presidente, ahora pasa a la crítica cuando es opositor.
Las medidas de flexibilización de la cuarentena y las económicas adoptadas por Ziliotto no han sido criticadas. Pero la oposición, el macrismo más propositivo, pidió moratoria general de impuestos provinciales, suspensión de ejecuciones judiciales y devolución de los créditos fiscales.
¿A dónde apunta la oposición?
La grieta está latente, esperando que la pandemia que la contiene a duras penas, se vaya diluyendo para aflorar nuevamente. Los últimos avances opositores durante la semana mostraron sectores que están activados.
En La Pampa, la apertura de la cuarentena focalizada, flexibilizada o controlada, mostró que la gestión de Ziliotto salió fortalecida desde lo político en el manejo de la emergencia sanitaria. Fue momento de aflojar los controles frente al hastío social creciente. “En veinte días no hubo ningún contagio”, afirmó el mandatario como resultado palpable del manejo de la crisis. Ojo lector, no se confíe: todavía hay emergencia, todavía hay posibilidad de contagio.
Los controles funcionaron.
El politólogo Gabriel Díaz Zolorzalo, ante una consulta para este análisis, afirma: “Ziliotto está gestionando la cosa pública muy bien, para lo que el Estado pampeano tiene herramientas y experiencia: aislarse del contexto nacional, alambrar las fronteras y aguantar hasta que pase con lo propio, que es un montón. La provincia no solo tiene superávit, sino que también se puede endeudar, y mucho, de ser necesario. Varios rankings la postularon como la que mejor está campeando el temporal y mejor puede salir”.
La centralidad política del peronismo se sigue manteniendo, como administrador de la emergencia. Más allá del éxito sanitario, la artillería opositora está apuntando ahora a la gobernabilidad.