Normalmente en los juicios, los magistrados tienen un contacto visual inmediato tanto con él o los imputados como con las víctimas y testigos. Pero el juicio por el femicidio de Valeria Coggiola tuvo diferencias por la pandemia, y hubo todo un operativo para que finalmente se pueda realizar.
A 40 días de iniciada la cuarentena obligatoria en la Argentina, ya nos hemos acostumbrado a que audiencias se realicen por videoconferencia. Incluso hace unos días desde la justicia informaron que se realizaron un promedio de 15 audiencias judiciales a través de este sistema.
Pero para este juicio que se está realizando de forma presencial se tomaron varias medidas de prevención e incluso este tipo de juicios que normalmente son públicos, esta vez no lo fue.
El único acusado de ser el autor del crimen, Enzo Walter Gauna de 28 años, estuvo todo el tiempo con un barbijo blanco, tal como es la recomendación del gobierno de La Pampa. Pero hoy, al final de la audiencia y antes de escucharse los alegatos pidió hablar y solo aceptó preguntas de su defensor particular, Gastón Gómez.
Gauna se hizo cargo de la autoría del femicidio de quien fuera su pareja, Valeria Coggiola, hecho que ocurrió en General Pico el 25 de junio del año pasado, en horas de la madrugada.
Pero el juez Marcelo Luis Pagano, presidente de la Audiencia de Juicio, le pidió al final de su testimonio algo que se podría tornar insólito, o no tanto en estas circunstancias por la que pasa el mundo. «Estamos juzgando a una persona a la que no le hemos visto la cara. ¿Podríamos vérsela?», dijo el magistrado haciendo alusión a que se quite el barbijo.
