Mientras hablaba enn más de una ocasión se le cayeron las lágrimas. Salvar la vida de una niña de un año de vida le provocó sensaciones encontradas. Felicidad, alegría, angustia, dolor. “Le puede pasar a cualquiera de nosotros. Es muy fuerte lo que vivimos con mi señora”, dijo Gustavo.
Relató que en ese momento estaba haciendo la comida y que la señora se encontraba con una de las hijas haciendo la tarea virtual que mandan de la escuela.
“Alguien golpea la puerta de mi casa y comienza a gritar: Policía, policía, sabe hacer RCP. Salimos afuera con mi señora y vemos a una mujer con una niña en brazos. Enseguida la tomamos y comenzamos a aplicar la técnico de reanimación. Segundo después apareció la mamá llorando y angustiada”.
Después de unos segundos y de realizarle la reanimación la niña logra volver a respirar. “En ese momento despide espuma de la boca, pero respiraba muy lentamente, le costaba”, afirmó.
Como no llegaba la ambulancia decidimos subirnos a un móvil policial y la alcanzamos en avenida San Martin y calle13. “Allí le entregamos la bebé y la mamá con ella”.
Si bien, Gustavo, ha realizado en otras oportunidades RCP, nunca lo había hecho con una niña de un año. “Es la primera vez que me toca hacer un RCP a un bebé de 1 año. Las sensaciones son muy fuertes, difíciles, movilizantes”.
Horas después se llegó al hospital “pude ver que estaba muy bien. Fue un alivio. Mi señora fue una ayuda muy grande en todo momento”.
Para cerrar le agradeció a la gente del barrio. “Es un orgullo que la gente del barrio haya pensado en uno en una situación tan extrema”, señaló.