El mensaje del presidente Alberto Fernández en el que anunciaba la extensión del aislamiento obligatorio por la pandemia de coronavirus fue respondido por la oposición con un cacerolazo porteño. La emergencia unifica detrás del miedo, pero la grieta está latente y hay quienes encontraron la justificación para manifestarse contra el peronismo.
Emergencia y reclamos
La política también se mete en plena emergencia por la pandemia. El gobierno nacional, en sí los ejecutivos y el Estado, centralizaron toda la atención ante el temor y la incertidumbre generadas por un enemigo silencioso. La oposición pareció entonces guardarse frente a un tema sensible.
Pero para quienes son opositores al peronismo no hubo más tolerancia. La furia contenida se mostró esta semana en los cacerolazos, reducidos a algunos barrios porteños. La centralidad del presidente Fernández en el manejo de la emergencia, que llevó a niveles inusitados de adhesión según marcan las encuestas, fue el mar de fondo. Los dichos del mandatario reclamando solidaridad a uno de los empresarios más ricos del país que estaba despidiendo empleados fue la excusa. Una parte de la clase media que hace una oposición tenaz al peronismo y que se vio afectada en sus ingresos por una medida como la cuarentena obligatoria, el motivo que desató la protesta porteña. Se apuntó a la clase política, o al menos a la clase política peronista que es la que gobierna, por sus sueldos. Detrás de ese apoliticismo hay toda una postura tomada. La crítica al político depende del lugar en el que está uno parado, y en el que está el político.
El tema es tan pesado en estos momentos complejos que la reacción de Cambiemos-Juntos por el Cambio en el Congreso llevó a una discusión que sembró de división sus filas.
La grieta que todo lo puede
La centralidad y necesidad del Estado en tiempos de coronavirus se ha subrayado en esta columna. Pero todavía está la grieta ideológica sobre cuánto Estado es necesario, tensionada por los extremos: están quienes dicen querer sacarse al Estado de encima contra los que esperarían todo de él. “Una ficción binaria en la que se enfrentarían productivos versus subsidiados, soja versus industria del calzado, exportadores versus ‘vivir con lo nuestro’”, indica el analista Martín Rodríguez.
En La Pampa esta discusión no llegó al extremo de la cacerola, utensilio de uso político identificado con una clase y con el antiperonismo, pero por lo bajo están planteadas las diferencias. No en torno a que hay que tomar medidas, sino hasta dónde son necesarias. De hecho, no hay falta de políticas o medidas, el tema es a quien benefician y a quien no.
Las diferencias hacia las decisiones tomadas en Nación o en la Provincia en paralelo a las sanitarias (que no tienen discusión) depende si uno está más cerca o más lejos del Estado o si uno está más cerca o más lejos del peronismo.
¿Y vos de qué lado estás?
La crisis económica ya está planteada y ahora se va a profundizar. Desde el gobierno nacional se tomaron acciones en cuanto a medidas de seguridad, control de precios, asistencia a empresas, subsidios a las y los trabajadores de menos ingresos o informales, beneficios impositivos, etcétera.
Si desde el Estado peronista se apunta de esta manera a contener a los sectores más vulnerables, del otro lado están los perjudicados de clase media por la cuarentena con posturas opositoras. En La Pampa mostraron su cara. La Cámara de Comercio en representación de los comerciantes (sector golpeado si los hay, salvo alimentos y alguno más) y el campo. Los políticos de Cambiemos, que defendieron (o por lo menos no criticaron) las políticas de un gobierno neoliberal hasta diciembre pasado, ahora reclaman al Estado proteger a esa clase media. O directamente apuntan a los resquicios de la actuación del Estado, cuando antes querían achicarlo.
Igualmente, hay que matizar cuando hablamos de clase media y su manifestación política: está el tercio irreductible antiperonista, y está una buena parte que maneja sus adhesiones por el bolsillo y las expectativas. La primera mostró los dientes, la segunda debe sobrellevar la emergencia.
En La Pampa la crítica no estuvo dirigida hacia la clase política, identificada con el peronismo, que rápida de reflejos propuso los fondos solidarios con descuentos a sus salarios, sino a reclamar medidas económicas protectivas para la clase media. Hay otras discusiones, del progresismo y que suscitan menos atención, que apuntan a la política de seguridad y al control social.
La discusión de fondo está planteada, y no es nueva. Con el correr de los días veremos los próximos capítulos de un conflicto que va en paralelo a las urgencias planteadas por la pandemia del coronavirus.