Diego Córdoba y la pasión por la pastelería artesanal: “todo es aprendizaje y crecimiento”

Diego Córdoba y la pasión por la pastelería artesanal: “todo es aprendizaje y crecimiento”
8 Marzo, 2020 a las 11:16 hs.

Comenzó marzo y sus primeros días se hicieron sentir con un calor bien típico de verano, de todos modos, estaba ideal para conocer la pastelería artesanal de Diego Córdoba, un pastelero de cuarenta años oriundo de Colonia Barón, pero ya instalado desde hace mucho tiempo en General Pico.

Él nos abrió sus puertas muy gentilmente y nos contó su historia.

Al entrar, se puede ver rápidamente las tortas y postres que se exhiben. Toda una invitación al paladar.

En principio, Diego nos contó que “nosotros hacemos productos 100% artesanales, no utilizamos premezclas ni ningún tipo de aditivos o conservantes. Todo lo hacemos con materia prima de primera calidad. La premisa fundamental de nuestro negocio es ofrecer un servicio de calidad, que esté bien armado y que el sabor sea rico y sobre todo saludable”.

A su vez, mencionó que a la hora de trabajar “tengo dos personas que me ayudan que se llaman Carolina y Patricia. Están todo el día aquí amasando y batiendo”.

En cuanto a su historia laboral, el pastelero aseguró que “trabajo de esto hace aproximadamente unos 9 o 10 años. Surgió como una idea sin pensar en un emprendimiento propio, sino como una entrada extra a mi trabajo ya que siempre trabajé en relación de dependencia. De pronto me empezó a gustar todo lo que es pastelería, a interesar y comencé a comprar libros y hacer cursos que me ofrecía el medio”.

“De a poquito me fui apasionado cada vez más y a su vez empecé a vender a los conocidos, como todo el mundo que arranca en este rubro siempre hay algún conocido o llevas algún postre a un asado y empezás así hasta que el boca a boca fue creciendo y me fue comprando gente que por ahí no estaba en mi entorno” detalló Diego.

En aquel entonces “vi la posibilidad de un futuro emprendimiento porque era algo que me gustaba, me generaba rédito económico y me cerraba por todos lados, así que en un momento decidí dejar mi trabajo para dedicarme exclusivamente a la pastelería. Fue una decisión difícil porque no era fácil, uno tiene un sueldo a fin de mes qué sabes que con ese dinero uno paga las cuentas y todo lo que implica el mantenimiento de una casa, a esperar un llamado para que te encarguen una torta o un postre”.

Del mismo modo, explicó que “en esto del emprendedurismo que llevo en estos años aprendí que si no arriesgás, no ganás y terminé siempre arriesgando. Por suerte me animé y empecé primero hacer trabajos chicos y después a trabajar para algunos bares y restaurantes de acá de General Pico”.

Posteriormente, Diego relató que “después arranqué haciendo mis primeras mesas dulces. La primera fue para cincuenta personas y terminé haciendo eventos de hasta quinientos invitados o realizando tres eventos en una sola noche. Todo fue aprendizaje y crecimiento. En el transcurso de todo esto que se venía dando tuve la posibilidad de hacer la carrera de pastelero, porque la verdad es que yo no la había hecho, simplemente había hecho cursos. Cursé la carrera en Buenos Aires en la escuela de Marcelo Vallejo”.

El sueño del local propio

El pastelero señaló que “el próximo paso del emprendimiento era montar un local que también fue difícil por todo lo que significa conseguir un alquiler, ambientarlo para habilitarlo, abrir las puertas al público. Estuvimos casi tres años para lograr eso. Todo con mucho esfuerzo. Al primer local lo abrimos en calle 15 entre 12 y 14, que por suerte nos fue muy bien. Después abrimos una sucursal en calle 107 esquina 12”.

Durante esta última etapa “decidimos, por una cuestión de la situación económica del país, buscar un local que nos permitiera unificar tanto producción como venta y que tenga una buena ubicación. Así que por suerte surgió esta posibilidad de abrir este local en calle 13 esquina 12. Hace muy poquito que estamos, un mes” puntualizó Diego.

En cuanto a los secretos de su profesión, explicó que “siempre la idea es expandirnos, buscar nuevas rutas y escuchar mucho al cliente. El crecimiento lo vemos diariamente, cada vez se suma más clientela y el tema de escuchar nos sirve básicamente para entender para qué lado ir con nuestra pastelería”.

Cursos

Diego agregó que “también estamos con los cursos de pastelería. Esto surgió desde hace ya tres años como una sugerencia de una clienta que le gustaba aprender. Desde ese momento no paré de dar cursos. Mañana estoy arrancando con nuevos cursos. Eso también me genera una demanda de tiempo y de satisfacción más que nada porque es algo que surgió sin querer. Fui armando como una especie de taller y de escuela que me gusta mucho”.

¿Qué es la pastelería en su vida?

Diego expresa que “para mí la pastelería es todo en la vida. Se transforma en la familia porque modificas todo una vez que entras en el mundo del emprendedurismo. Todo se transforma y gira en torno a la pastelería. Yo lo definiría como la familia. Es un emprendimiento familiar porque están ellos incluídos dentro del proyecto, pero básicamente, en este momento engloba todo. Hace ya unos años que termina siendo parte de mi vida”.

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