El recuerdo de los amigos ante la pérdida de Jorge “Mate” Gómez.
La noche del viernes fue difícil para conciliar el sueño. No tengo problemas para descansar pero, al abrir el teléfono antes de acostarme, me desmoronó el mensaje de Juan, amigo y compañero de trabajo. Falleció el Mate. Dejé la habitación a oscuras, me recosté en el sillón y las imágenes giraban a mí alrededor. Los recuerdos y las vivencias se agolpaban en mi mente. Sabíamos sus amigos, de un fuerte quebranto en su salud, pero el optimismo podía más.
Lo conocí cuando ingresé al Banco de La Pampa, el había llegado hacia años del Chaco montaraz, de su querida Colonia Unida. Su rostro era para dibujarlo, piel trigueña oscura, rasgos aindiados, su “cabezota” cubierta de abundante pelo negro, chueco y de baja estatura.
Su pasión y habilidad era el fútbol, recaló en el Rojo de la Avenida, trabajó en la vieja Coca Cola, después de un tiempo su hombría de bien le permitió ingresar al banco. Luego de muchos años de labor la edad lo sorprendió con el beneficio jubilatorio. Su vida, tomó forma de familia cuando conoció, el, que venía de los quebrachales, a una flor de caldén, nacida en Luan Toro City, como a él le gustaba decir, Iris Mabel Gatica, quien sería su compañera para el resto de su vida. Nacieron tres hijos, orgullo de sus padres. No olvidó nunca su querida tierra, adonde viajaba cuando podía con su adquisición, en aquellos años, fruto del laburo, un Citroen 2CV modelo ‘69. Sesenta o setenta km/hora para recorrer de La Pampa hasta el Chaco. El amor todo lo podía. Compartimos reuniones familiares, excelentes cenas y luego el infaltable mate amargo. Nos sorprendían las madrugadas mateando. Siempre decía, que compraba seis o siete kg de yerba para que no faltara.
Tenía que ser del Chaco, como el gran Don Luis, para tener un humor envidiable. Contaba historias de Colonia Unida, solía decir, “si habré bailado por la costita del monte” en esos patios de tierra bien regados.
La historia mas cómica, resumida, fue cuando volvía a su casa de noche cruzando el monte y apareció un caballo entre dos pilas de leña, y el gran susto hizo que lo saludara. Desopilante. En las reuniones y asados que celebrábamos, la mesa de las más tremendas risas era la que estaba el Negro Gómez. Jorge!!! Contate la del mudito cuando lo llevaron a…….Mate!!!! contanos la del perro tuyo que la agarró la cola el bombeador. Negro!!! Contate la del viaje a Corrientes a ver a Caco Bualo. Y el accedía a todo porque le encantaba contar y que festejáramos. Le gustaba bromear sobre su esposa Iris, la apodaba socarronamente “La Tigresa”, no abundaba en palabras fuera de lugar, no hacía falta, humor con respeto.
Jorge querido, Negro del alma, Mate!!! Que supiste compartir y llenarnos de alegría, con tu humor incomparable, tu hombría de bien, padre y esposo ejemplar, se que pediste, elegiste, y así será que tu última morada, sea la tierra chaqueña que te vió nacer, tu querida Colonia Unida. La emoción me invade, trato de no humedecer el papel en el que escribo. Si alguna vez la vida me lleva al Chaco, seguramente te veré bailando por la costita del monte, como tanto te gustaba.
Jorge Rubén Zapata