La Directora de la Coordinación de Turismo del municipio local, mantuvo un diálogo franco y abierto con infopico.com donde dio a conocer su vida, su trayectoria y sus ideas para llevar a nuestra ciudad a posicionarse en al ámbito turístico provincial.
Al inicio de la charla contó que lleva sin problemas sus dos nombres (Margarita Lorena) y el primero es en honor a su abuela. Nació en el barrio San Etelvino en el año 1976. Su madre se llama Rosita Espinosa. Tiene una única hermana, Paola Cervio a quien catalogó como su “alma gemela..mi otra mitad”.
Sus estudios los comenzó en el jardín de la Escuela 111 y el primario lo realizó en la Escuela 64 de la cual hasta hoy guarda grande recuerdos sobre todo de sus maestras Estela Torresi, Sandra Rodríguez , Nora Gaute y a la directora, la Srta Beba.
Sus estudios secundarios los realizó en el colegio Don Eduardo de Chapeaurouge, el cual tenía orientación en recreación y vida en la naturaleza. “Tanto en el primario como en el secundario mis compañeros me premiaron con el honor de elegirme mejor compañera y tengo enmarcados los certificados y medallas del Rotary. Mis profesores más de un año me eligieron como mejor alumna y esos mimos al alma los llevo con orgullo y todavía uso la medalla con mi nombre que me regalaron para esa ocasión”, señaló.
Cuando fuera grande no tenía duda de que iba a ser guardaparque, “sólo que cuando terminé el secundario la escuela de guardaparque estaba cerrada, así que viaje a Córdoba porque iba a estudiar Bióloga. Pero cuando me vi en situación supe que no era mi momento”, puntualizó.
Contó que en un viaje a San Martín de los Andes junto a su tío César Espinosa y conoció un pequeño asentamiento universitario de la Universidad Nacional del Comahue donde encontró una profesión que la apasionó, Recursos Naturales. Cuando rindió, presentó un trabajo “que no pedían, pero yo sentía que debía hacerlo y era sobre todos los contenidos de la materia, que iban desde prehistoria hasta siglo XX pasando por Arquitectura y pintura volcados a General Pico y La Pampa”.
Tras finalizar su exposición la profesora le pidió que la esperara para entregarle una carta en la cual le pidió al intendente de General Pico que imprima y divulgue su trabajo. Gracias a ese trabajo y otros que realizó con posterioridad ingresó a trabajar en Turismo de la municipalidad en el año 1998 en donde a cuyos compañeros ya reconoce como a su familia.
“El trabajar en Turismo requiere una gran disponibilidad horaria, así que nuestras familias forman parte de nuestro trabajo, porque si no nos acompañan nos ven poco. Nosotros siempre trabajamos a deshora, sábados, domingos, feriados y vacaciones somos el revés del mundo y eso no es fácil de entender, así que para estar bien en el trabajo, hay que estar bien con la familia. Mi objetivo es hacer de General Pico un centro de atracción Regional, que la gente de Pico conozca su ciudad y que a través de ese conocimiento crea al igual que yo qué General Pico merece ser visitada y conocida”, sostuvo.
“Al volver a mi ciudad, con todo lo aprehendido y la convicción de que “mi ciudad” podía ser también una “ciudad turística”, la realidad me mostraba que el perfil de ambos municipios era totalmente diferente. Pero aún creía que General Pico una ciudad del norte de La Pampa, podía ser una ciudad turística y cuando miraba lo que a mi criterio serían los atractivos me preguntaba ¿Qué es una ciudad turística? y me contestaba: “Una ciudad con atractivos lo suficientemente importantes como para generar el desplazamiento de personas y con la infraestructura y el personal necesario para la permanencia de ellas por más de 24 horas.” Que cerca me parecía estar de que mi ciudad, un ciudad sin ríos, lagunas, nieve, sin… sin … sin …y podría seguir por hojas y hojas enumerando los atractivos que no tenemos y que los piquenses me recordaban y recuerdan a diario que no tenemos, fuera una ciudad turística”, señaló.
Cuando le dicen que la ciudad es muy joven y no tiene historia se pregunta “¿Será cierto que 100 años no es nada? y si es así ¿porqué me parece tan atrapante la historia de mis abuelos, mis bisabuelos que no fueron ninguna figura pública, pero que su silencioso paso se ve reflejado en lo que es hoy la ciudad?, ¿Porque esas miles historias de seres anónimos no tienen valor?”.
Tiene un hijo que se llama Jalil, que significa “Amigo” en árabe. Con Jalil comparten muchas cosas juntos, entre otras cosas, el amor por la naturaleza, los animales y especialmente las aves. “El salir a observar aves juntos desde muy pequeño nos ha unido mucho, largas horas de caminata en nuestra laguna o el resto de La Pampa nos generó un vínculo muy especial, charlas fabulosas y miles de anécdotas que dudo olvide. Los días que estamos libres nos gusta salir a conocer pueblos de La Pampa y disfrutar de las cosas simples de la vida”, puntualizó.
