Condenado por quebrar a su madre, un hecho previsible

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29 Febrero, 2016 a las 11:40 hs.

Días atrás un joven recibió una condena por fracturar a su madre el año pasado. En 2014 también la quebró e intentó asfixiarla.



Muchas veces cuando en la Justicia se llega a una determinada situación se considera que “era previsible” que eso pasara, sobre todo si se analizan los antecedentes de los protagonistas.

Esta semana, más precisamente el día miércoles, un muchacho de 38 años fue condenado por provocarle una fractura de peroné a su propia madre, luego de propinarle un fuerte puntapié en la pierna izquierda, en el marco de una discusión trivial por el volumen de un televisor. El hecho tuvo lugar en agosto de 2015.

El caso no es un hecho aislado, previamente ambos participaron de uno similar y hasta se podría decir más grave. Fue a comienzos de enero del 2014 y en esa oportunidad la disputa fue por el manejo del control remoto del TV.

Como aconteció el año pasado, el condenado reaccionó de la peor manera: golpeó en el rostro a la mujer mayor, la tomó de su ropa y la arrojó al suelo, donde siguió agrediéndola con patadas en su cuerpo. Como consecuencia de ese accionar la damnificada, que padece problemas de movilidad por un ACV que sufrió, terminó con una muñeca fracturada.

La intervención de un hombre que por entonces era pareja de la víctima evitó que la situación pasara a mayores. El ciudadano la trasladó hasta a su habitación y la dejó en reposo en una cama.

Minutos después, mientras se encontraba en el baño, el hombre escuchó ruidos raros, se dirigió urgente a la pieza y halló al hijo de su pareja estrangulando a la mujer, por lo que debió intervenir nuevamente.

“Le tengo miedo, pero es mi hijo”, dijo la víctima en su momento, quien indudablemente está en riesgo al compartir un hogar con su primogénito, quien se muestra por demás violento para con ella. Por ello la Justicia no solo condenó al muchacho una pena en suspenso, sino que le impuso varias reglas de conducta, entre ellas la prohibición de comunicarse o acercarse con su madre.

Hay que señalar que el condenado padece problemas neurológicos y de adicciones a estupefacientes, que le dificultan por ejemplo el habla, pero que ello no le impide comprender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones, según lo confirmó el psiquiatra forense.