(Columna de Norberto G. Asquini)
La oposición al proyecto de CFK permitió que se fuera conformando un acuerdo tácito entre Macri y Verna, aunque con altibajos.
La Pampa fue siempre una provincia refractaria al kirchnerismo. En todo sentido. El 25 de octubre ganó la gobernación Carlos Verna, un peronista disidente a la presidenta Cristina Fernández en el Congreso, tras vencer en la interna del Partido Justicialista a la lista de quienes se habían alineado con la Casa Rosada y en las primarias, a los precandidatos del kirchnerismo.
En una provincia peronista en la que hace 32 años gobierna sin alternancia el PJ (y lo hará por otros cuatro), Daniel Scioli como candidato a presidente por el Frente para la Victoria (FpV) se impuso el año pasado en las primarias de agosto y las generales de octubre. Pero sorpresivamente, y no tanto, Mauricio Macri le ganó en el balotaje del 22 de noviembre. Los departamentos agropecuarios del este provincial volcaron la elección para el candidato de Cambiemos, una zona político-geográfica que fue una continuidad de lo que ocurrió en los partidos del interior bonaerense. Y hasta ganó en General Pico, la segunda ciudad de La Pampa y bastión del vernismo.
Pampeanismo
Este doble resultado no fue una casualidad. Verna fue siempre un dirigente crítico a CFK y su tropa enfrentó al gobernador justicialista Oscar Mario Jorge, alineado con el proyecto K. Cultivó un perfil de peronista autónomo, “alambrando” la provincia a cualquier injerencia nacional y denunciando las políticas centralistas de la Presidenta. Lo podemos considerar, como ocurre en la política de Córdoba, cultor de un “pampeanismo”, que reproduce en el escenario local el clivaje Provincia-Nación por encima del de oficialismo-oposición. Por eso en las elecciones no apoyó a Scioli públicamente, mientas que el gobernador bonaerense esquivó presentarse en la provincia durante su campaña. Después del resultado del 22-N, Verna dijo que no había mandado a votar a Macri, pero los silencios y sus posturas críticas al postulante oficialista fueron el mejor mensaje para sus seguidores.
La convergencia
En La Pampa, a partir del 10 de diciembre se dio el escenario para la convergencia anti-K. La oposición al proyecto de CFK permitió que se fuera conformando un acuerdo tácito entre Macri y Verna, aunque con altibajos. Hay dos facetas: Macri necesita a los legisladores pampeanos para afrontar un Congreso opositor –tiene dos senadores y dos diputados que no están en el FpV–. Y Verna, los fondos nacionales y también el apoyo de los diputados provinciales del PRO en la Legislatura pampeana, donde el PJ tiene 15 sobre 30 y cuenta con el respaldo de los tres del PRO y de otro diputado del massismo.
De esta manera, los diputados nacionales del PJ-La Pampa apoyaron la designación de Pablo Tonelli en el Consejo de la Magistratura, mientras los tres provinciales del PRO le votaron al gobernador la Ley Impositiva para este año.
Macri desplegó como ocurrió con otras provincias una estrategia de seducción para con Verna, lo que no significa que el pampeano no marque la agenda como ya ocurrió con Néstor Kirchner durante su primera gestión (2003-2007). Actualmente le reclama más de 4.000 millones de pesos que le debe Nación a La Pampa desde la era K y también avanza en la devolución del 15% de los impuestos coparticipables, cuyo decreto Macri anuló. En ese marco es que hubo cruces públicos entre el gobernador y legisladores del PRO luego de que el mandatario acusara a Macri de “unitario”.
En territorio pampeano hay hegemonía del peronismo, pero ahora el escenario político está a la expectativa de un nuevo actor: el PRO y su referente, Javier “Colo” Mac Allister. El ex futbolista conformó una alianza en 2015 con la UCR y otros partidos para enfrentar al PJ, un Cambiemos provincial. El PRO le aportaba al radicalismo los votos necesarios para pelear en mejores condiciones la gobernación con Francisco Torroba como candidato. Mac Allister se candidateó para senador y en la interna cayó ante la boleta radical, pero apenas por 6 puntos contra un partido con representación en casi todas las localidades.
Pero la relación de fuerzas, en lo político, comenzó a cambiar a partir del 22 de noviembre. Macri ganó el balotaje y Mac Allister fue designado como secretario de Deportes de la Nación. El PRO en La Pampa decidió abrirse de la UCR y conformó bloques propios en la Legislatura provincial y en los concejos deliberantes en los que habían ingresado sus representantes locales, como General Pico y General Acha. También ayuda a este marco la llegada de funcionarios propios a los organismos nacionales con asiento en la provincia, que son más de una treintena, en reemplazo de los actuales representantes kirchneristas.
Su ingreso al gabinete y la exposición nacional de su figura, colocó a Mac Allister como un dirigente expectable para pelear la gobernación en 2019. En ese marco tendió redes con Verna y hubo en los hechos una especie de alianza que empujaban los nuevos aires consensualistas, hasta que llegaron los primeros nubarrones con los cruces públicos entre ambos por distintas medidas de la gestión macrista. Algunos directamente señalan al ex futbolista como “la próxima María Eugenia Vidal”, que de a poco fue avanzando en territorio peronista para convertirse finalmente en gobernadora. Y si antes una victoria en Buenos Aires era una utopía, el caso de la gobernadora del PRO ahora crea expectativas más allá del Meridiano quinto.
Sus chances dependerán de cómo le vaya a la gestión de Mauricio Macri y de su incursión territorial en lugares donde no tiene estructura propia.
Oposición en veremos
El avance del PRO dejó a la segunda fuerza en La Pampa, el Frepam (UCR y Partido Socialista), en una postura expectante sobre lo que vendrá. Ya no son aliados en la provincia, pero hay vasos comunicantes entre ambas fuerzas. Hay radicales que tienen vínculos con el gobierno de Macri pero disputan a Mac Allister en lo local; algunos enfrentados directamente con el PRO; y otros que se acercan a esa nueva fuerza casi para dar el salto.
A su vez, la UCR pampeana está ante un dilema que modificará su lugar como oposición al peronismo: a nivel nacional está aliado a Macri en el marco de Cambiemos y a nivel provincial, Verna promovió una política que algunos consideran consensualista, que incluyó la convocatoria a representantes radicales a los directorios del Banco de La Pampa y otros organismos públicos.
Bajo la presidencia de Macri, se está asistiendo en La Pampa a una reconfiguración de la relación entre Nación y Provincia y lo mismo ocurre hacia dentro del espacio político no peronista. Sus repercusiones y consecuencias las observaremos en los próximos meses.