En el marco del 40º aniversario de la Guerra de Malvinas, los piquenses que fueron parte y lucharon para defender a la Patria cuentan su historia. Recuerdan detalles, personas, vestimentas y hasta el clima de aquellos días en que con unos pocos años fueron enviados a defender una batalla que ya estaba perdida.
En esta ocasión, Eduardo “Toto” Ghibaudo cuenta su historia.
La guerra de Malvinas se desarrolló entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, cuando en el país detentaba el poder el presidente de facto Leopoldo Galtieri. Fueron 629 los argentinos que dieron su vida en esa guerra improvisada, mal dirigida, casi suicida, una pretensión insensata de los militares por ocultar el “proceso de reorganización nacional”.
En 1982 Eduardo “Toto” Ghibaudo tenía 20 años y era soldado, en ese entonces se encontraba en Colonia Sarmiento, en Chubut, todavía sin saber mucho sobre lo que sucedía más al sur del país.
“Cuando llegó el 2 de abril nos embarcamos y fuimos hasta Comodoro Rivadavia y de ahí en avión hasta Puerto Argentino porque ya habían tomado las Islas. Después nos trasladaron en el buque Almirante Irízar hasta la Isla Gran Malvinas donde estuvimos los 74 días que duró la guerra”, recuerda.
“El lugar en el que parábamos era una estancia que habíamos tomado los argentinos y en principio estábamos en las casas de los dueños del lugar que se habían retirado, hasta el 1º de mayo cuando llegaron los ingleses. En ese momento tuvimos que irnos a la costa y hacer nuestros pozos de zorro donde vivimos hasta el 14 de junio“, sostuvo Ghibaudo.
En cuanto a la vida que llevaban por aquellos días, contó “de noche pasaban los barcos por el Estrecho de San Carlos que se dirigían hacia Puerto Argentino y en esa pasada que duraba una hora aproximadamente nos bombardeaban y a la mañana eran los aviones los que nos tiraban con ametralladoras y se iban. Uno se iba acostumbrando, ya sabíamos que todos los días iban a ser igual y además teníamos que hacer la guardia. De día no tanto, pero de noche era neblina y viento, no se escuchaba ni veía nada, no sabías si al lado tuyo estaba el enemigo. La tarea en la isla era ocupar el lugar y cuidar la zona”.
Asimismo, se refirió al armamento precario con el que contaban para enfrentar a los rivales y relató “nosotros teníamos un solo fusil, mientras teníamos el líquido para limpiarlo lo hacíamos, pero cuando se acabó, con la misma tierra y arenilla se empezó a ensuciar y a lo último ya no funcionaba más, si teníamos una batalla cuerpo a cuerpo no teníamos como defendernos, no teníamos armamento“.
En lo que respecta al final de la Guerra de Malvinas, Eduardo precisó “el 14 de junio termino la guerra y el 15 vino la fragata inglesa y nos retiró a todos, nos llevó al centro del Estrecho de San Carlos donde había un transatlántico de ellos, el Northland. Después nos dirigimos a Puerto Argentino y rescataron más soldados. Nos iban a llevar a Uruguay, Montevideo, porque las Fuerzas Armadas estaban peleadas. Finalmente, llegaron a un acuerdo y nos dejaron en Puerto Madryn donde desembarcamos todos”.
Por último, fue consultado sobre cuál era la relación con los soldados ingleses una vez que finalizó la guerra y comentó “no tuvimos nunca un problema”. Además, aseguró que los propios soldados argentinos que sabían inglés les preguntaban acerca del funcionamiento de sus armas a los ingleses. “Nos explicaban sin ningún problema, como si nunca hubiésemos combatido“, cerró.
