Mariano Cáceres, geólogo e investigador especializado en la relación entre el arsénico y los problemas de salud, abordó un tema crucial para los habitantes de la provincia de La Pampa y, en particular, para los vecinos de General Pico: la presencia y los efectos del arsénico en el agua potable. El especialista está disertando en el Congreso Latinoamericano de Hidrogeología que se está desarrollando en Santa Rosa
Cáceres inició explicando que su investigación sobre el arsénico comenzó hace algunos años durante su estudio de maestría en Uruguay: “usando los datos epidemiológicos y de arsénico en el agua, traté de correlacionar si había alguna relación entre esas dos bases de datos”, comentó. Sin embargo, el investigador se encontró con limitaciones en los datos disponibles, lo que impidió llegar a una conclusión definitiva. No obstante, en el ámbito internacional, existen estudios que muestran correlaciones entre la exposición prolongada al arsénico y el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, aunque hay bibliografía que también argumenta lo contrario, lo que refleja la complejidad del tema.
La preocupación por los efectos del arsénico en la salud es comprensible, sobre todo cuando se trata de una sustancia que, en niveles elevados, ha sido vinculada a enfermedades graves. Sin embargo, Cáceres fue enfático al señalar que no hay motivos para el pánico: “lo primordial es mantener una vigilancia constante sobre los valores de arsénico en el agua”, explicó. A pesar de que los estudios siguen en curso, el geólogo hizo hincapié en que los valores límite establecidos por las normativas internacionales están basados en investigaciones científicas sólidas. “Esos valores no los pusieron al azar”, afirmó, y pidió a la población que confíe en que el agua que se distribuye para el consumo es segura.
Uno de los puntos de mayor interés para los habitantes de la región es la diferencia entre el agua tratada por las cooperativas y el agua proveniente de pozos o bombas sin tratamiento adecuado. Cáceres reconoció que, en estos últimos casos, los riesgos son mayores, ya que no siempre se realizan los análisis necesarios para detectar la presencia de arsénico. “Siempre es bueno conocer los valores que hay y mantener una vigilancia”, recomendó, sugiriendo que los vecinos que dependen de pozos hagan los análisis pertinentes y, en caso de encontrar niveles elevados de arsénico, consideren diluir el agua con agua de otra fuente para reducir las concentraciones.
Si bien Cáceres no cuenta con datos específicos sobre los niveles de arsénico en La Pampa, recomendó que “es necesario seguir con la investigación y con un seguimiento por parte de la academia, con el apoyo de los gobiernos y la comunidad”.
Para los vecinos de General Pico y de toda la provincia de La Pampa, el mensaje de Cáceres fue claro: la vigilancia es clave, pero no hay razón para alarmarse. “El agua es necesaria para vivir, y si está dentro de los valores establecidos, se puede consumir con confianza”, concluyó.