La Municipalidad de General Pico presentó a la familia de Luigi Sebastiano Zampieri, la restauración del piano vertical Zeitter & Winkelmann, que fue donado por la misma para el uso y educación de piquenses. El acto estuvo encabezado por la intendenta Fernanda Alonso.
Esta donación es esencial para continuar con la labor diaria, potenciar la profesionalización en las artes y acercar las expresiones culturales y artísticas a toda la comunidad, siendo el arte una herramienta de transformación social.
Estuvieron presentes, además, el secretario de Gobierno, Nicolás Mendoza; el director de Gestión Cultural, Matías Rach; la subdirectora de Cultura, Andrea Elizondo; el jefe del Departamento de Desarrollo Cultural, Silvano Fuentes y la profesora del espacio de piano, Verónica Baraybar.
En primer lugar, se firmó el acta de entrega de este elemento musical al municipio.
Fue Fuentes quien se refirió a esta iniciativa: “Es una alegría enorme poder contar con una donación de este tamaño, ya que es de altísima calidad, que se mandó a restaurar y a realizar las correcciones que requería. Así que nos encontramos sumamente felices con esta acción de la familia Zampieri, que ya la estamos disfrutando”.
“Es un gesto a destacar y que siga sonando habla de potenciar la cultura dentro de la ciudad”, sostuvo.
Por su parte, Baraybar indicó: “Es una experiencia muy linda para niñas, niños, adolescentes y todas las personas que recién están iniciándose en esta materia, porque lo hacen con un instrumento de este calibre. Tener la posibilidad de hacerlo con uno de madera y acústico, favorece muchísimo más el desarrollo técnico y musical”.
Agregó que “es algo muy difícil de hallar en los espacios de formación, así que contar con ello dentro de la Municipalidad es una fortuna enorme que debemos cuidar y aprovechar”.
“Tiene su historia, con la profesora que lo utilizaba, también para sus más cercanos era un símbolo muy importante para ellos, por lo que tener esa magia aquí dentro tiene otro tinte”, añadió.
En tanto, Pablo Zampieri, mencionó: “Era de mi mamá, Elsa Juana Sosa, quien era profesora. Se lo regalaron cuando tenía ocho años y estamos contentos que ella siga viva en el piano, por el cual pasarán chicas y chicos en su educación. Es una alegría para nosotros haberlo donado al pueblo de Pico tras un consenso de hermanos”.
