Como empresa periodística, el diario La Reforma lanzó su primera edición diaria el 1 de enero de 1927, pero desde el 2 de junio de 1923 viene acompañando el crecimiento, ascenso, caída, conflictos, grandes acontecimientos y pequeñas denuncias que acontecieron y acontecen en la zona norte pampeana hasta el presente.
Como manifestó Cristian Rodríguez en una publicación dedicada al diario, el único en formato de papel que se imprime en la ciudad y el norte provincial, “la portada de la edición del 1º de enero de 1927 en que La Reforma se convierte en diario, fue impresa en sus propios talleres, y llevaba ilustrada por manos del mismo Ludovico Brudaglio tiempo antes, una campana repiqueteando en una torre amurallada, donde se puede ver el paisaje pampeano con un esplendoroso Sol naciente, y grabada en su metal un gallo y la leyenda La Reforma. Y cuyo texto decía: “como la campana, señalando con nuestra culta información diaria las vibraciones sociales, al modo como la campana que ilustra esta página obra del siempre recordado e inteligente espíritu don Ludovico Brudaglio, quien en horas ya lejanas en que era nuestro convecino nos dedicó ese dibujo de su pluma, nuestra hoja se inicia con el presente número como diario de la tarde”.
Antes de su emisión diaria, el informe al lector se producía 2 veces a la semana. Ese salto fue grande: “Pasar de bisemanario a diario es triplicar de un día para el otro la serie de necesidades y gastos que requiere una publicación como la nuestra. Es también echarnos sobre nuestras espaldas una labor tan ardua como aniquiladora y ampliar nuestros deberes y responsabilidades a todas las horas del día”, describió Rodríguez en la mencionada publicación, que citó el escrito de aquella tapa del 1/1/27.
La empresa conducida desde hace tantísimos años por la familia Matilla, hoy contiene a la famosa “familia reformera”, como se dice internamente en la redacción, hoy ubicada nuevamente en el centro de Pico, tras su paso por la Zona Franca, años atrás.
Padres/Madres e hijos/as, hermanos que compartieron horas de trabajo allí, familias formadas mediante el diario, una puerta abierta para una amplia y variada cantidad de periodistas con dilatada trayectoria o apenas las ganas de dejar reflejado en el papel la historia que les tocaba presencias.
Hoy esas filas cuentan con trabajadores de 4 décadas de oficio “reformero”, otros con 30 años, algunos con 20 y las nuevas generaciones que siguen apostando al papel como salida laboral y canal para informar lo que pasa en Pico.
El único diario de papel de Pico sigue siendo fuente de consulta, histórica y actual, con miles de historias reflejadas en las páginas y otras tantas que ya son parte del anecdotario interno de sus trabajadores.
Esta mañana celebrarán con un acto este centenario, en su sede céntrica, con los trabajadores y su comunidad, que los sigue apoyando día a día.
