Son de La Pampa, contactaron a los padres del donante de corazón de su hijo y ocurrió algo que jamás habían imaginado

Son de La Pampa, contactaron a los padres del donante de corazón de su hijo y ocurrió algo que jamás habían imaginado
22 Enero, 2023 a las 21:00 hs.

Miriam y Jorge Mazzega, mendocinos, perdieron a su hijo en un accidente en 2012. Ese mismo día el corazón llegó al Garrahan, donde Alexis Palacios, oriundo de Santa Rosa, esperaba en lista de emergencia. El encuentro, cuatro años después.

— Hola Miriam, mi nombre es Javier, vivo en Santa Rosa, provincia de La Pampa y creo que mi hijo tiene el corazón del tuyo.

Era la mañana del domingo 18 de octubre de 2015 y en su casa de Luzuriaga, Maipú, provincia de Mendoza, Miriam Vega atravesaba su tercer Día de la Madre sin Matías (“Tutte”), su hijo muerto en un accidente. Esas palabras en el teléfono, y en una fecha especial, le cambiaron el semblante.

A unos 740 kilómetros de allí, en Santa Rosa, la capital pampeana, Javier Palacios había estacionado el camión de la empresa recolectora de residuos -donde aún trabaja- y se había decidido a llamarla. Había dejado pasar un tiempo, el prudencial de un duelo, pero ya era momento de agradecer a esa madre valiente que supo tomar la decisión de donar los órganos de su primogénito en el momento más terrible de su vida y darle a Alexis la posibilidad de vivir tras años en lista de espera por un trasplante de corazón.

Lo que sucedió, a partir de allí, fue una historia conmovedora y llena de matices que hoy decidieron revivir en una charla abierta. Con una sonrisa y también con la convicción de dejar un mensaje: donar órganos salva vidas.
Por motivos opuestos –nada menos que la vida y la muerte— los matrimonios de Miriam Vega y Jorge Mazzega y de Natalia Mazzei y Javier Palacios evocan con nitidez aquel 29 de octubre de 2012.

Ese día, Tutte, de 18 años, fue “desconectado” en el Hospital Central de Mendoza tras seis días en coma farmacológico. Había caído a una zanja con su vehículo; uno de sus acompañantes murió en el acto, mientras que el restante salió ileso. Cuando les hablaron a sus padres de muerte cerebral, se acercó personal del Instituto Coordinador de Ablación e Implantes de Mendoza (Incaimen) y aceptaron donar los órganos. Recordaron que, en alguna oportunidad, su hijo había manifestado el deseo de ser donante.“Gracias a Dios tuvimos la claridad de no mezclar el dolor por el que estábamos pasando”, evoca Miriam a Infobae. Pocas horas después del deceso, en Buenos Aires, el papá de Alexis recibía la noticia más esperada: “Hay una posibilidad, parece que llega un corazón desde Mendoza”.

Javier empezó a llorar de alegría, casi como un niño, en el Hospital Garrahan, donde su hijo se debilitaba minuto a minuto. Por fin, Alexis iba a tener una chance.

Y al día siguiente, en medio del dolor, le informaron a Miriam que el corazón de Tutte ya estaba latiendo en Buenos Aires. “Dos meses después, Incaimen nos informó sexo y edad de las seis personas que se salvaron”, destaca.
Una vez superada la cirugía de Alexis, Javier y Natalia sintieron una felicidad inexplicable y, a la vez, describen hoy, “no podíamos dejar de pensar en esos padres anónimos que lloraban a un hijo”.

Supieron que, efectivamente, el donante era mendocino. “En el fondo de mi corazón sentía una gran necesidad de saber quién era ese chico. Supuse que era joven, por la edad de mi hijo, que en ese entonces tenía 12 años. Pasé noches enteras, largas horas buscando una pista en la computadora. Me fijaba en los accidentes y no encontraba nada. Hasta que vi un aviso fúnebre de un chico de 18 años y tomé los datos”, evoca Javier.

El tiempo siguió su curso. Javier y su hermana –tía de Alexis— ubicaron en Facebook a aquella familia que había aparecido en el aviso en 2012. No fue hasta 2016 en que le enviaron una solicitud de amistad. Miriam aceptó enseguida y cuando miró la foto de perfil vio a un niño con barbijo y la inscripción: “Donar órganos salva vidas”. Se trataba de Alexis.

Los Palacios intuyeron que era la mamá de quien había salvado a su hijo. Sobre todo, cuando leyeron el posteo de una carta extensa y sentida donde hablaba del dolor de perder a un hijo y, al mismo tiempo, de la tranquilidad de saber que Tutte “vivía” en otras personas.

“Por eso el llamado no quise demorarlo más aquel Día de la Madre. Sabía que me la jugaba entero, tal vez no deseaban conocernos y también era respetable” reflexiona Javier.

Ya sin más vueltas, los Palacios llegaron a Santa Rosa e invitaron a los Mazzega. Y hacia allí salieron estos mendocinos el 8 de enero de 2016.

“Cuando nos vimos, sentimos que nos conocíamos de toda la vida. Increíble, pero nos unimos como familia desde el primer minuto. Abracé a los dos y les dije que no nos iba a alcanzar la vida para agradecerles”, rememora Natalia.

Miriam agrega: “Conocer a Alexis y a su familia nos ayudó a sobrellevar el gran dolor que sentíamos. Saber que gozaba de buena salud fue una caricia al alma. La muerte de nuestro hijo ya no fue en vano. Sentimos que el corazón de Tutte sigue latiendo y dando vida a ese hermoso muchacho”.

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