Llegó a los 21 años, cargado de esperanza, de juventud, de ganas de trabajar y ya no se marcharía más. La vida de Mario Donda, transcurrió entre clubes y colegios. Siempre con el objetivo de dejar algo. De enseñar, de compartir lo que aprendió en donde estudió el profesorado de Educación Física y que gracias a su inteligencia y estudio le permitió ganarse una beca y así alivianarle el bolsillo a su padre.
Hoy, con su verborragia de siempre y con una memoria prodigiosa, Mario, recorre el camino de la vida hasta este 2022. Llegó a General Pico desde Sampacho, Córdoba, un 25 de enero de 1973 para hacer el servicio militar que aquel entonces era obligatorio para los jóvenes de 21 años, luego, con el tiempo, bajarían la edad y se incorporarían jóvenes de 18. “Llegué junto a Hugo Vicario, que trabajo muchos años en Ferro de Alvear y después se volvió a sus pagos. También era profesor de educación física, con él que habíamos hecho toda la secundaria”.
Siempre estuvo ligado al deporte. En su localidad jugaba al básquet y también al fútbol. En este último lo hacía de arquero. Fue así que en el cuartel de Pico se encontró a varios compañeros que eran jugadores de Ferro y Costa y
terminó sumándose a Ferro “como Victor Trippi, era el arquero de Ferro, les dije que jugaba como marcador central y quedé. En ese entonces el sargento Mora era el técnico de Ferro de Pico, el padre de Cristian Mora – reconocido kinesiólogo local-. Terminé jugando dos años de marcador central”.
Después de jugar dos años y una vez finalizado el servicio militar se hizo cargo de la preparación física en Ferro donde terminaría saliendo campeón junto al técnico “Toto” Pechín en el año ’77, Allí estuvo hasta el año 80’.
Pero al mismo tiempo que estaba en el fútbol de Ferro de Pico, me contactó la gente del club Sportivo Independiente y empecé por el lado del básquet. Cuando empiezo a hacer algo en Independiente, estoy dos o tres meses y me llaman de Pico FBC donde terminan haciéndome una oferta económica y como Independiente no tenía nada disponible para hacer un gasto, terminé en Pico FBC con un trabajito formal y con el querido Domingo Payero”.
La vida le regaló la posibilidad de formar su familia. De cosechar amigos a lo largo de su trayectoria profesional. El básquet, la formación fueron quizás sus pasiones. Actualmente, forma parte del equipo de comisionados técnicos de la Liga Nacional de Básquetbol.
En este contexto recuerda la participación de los equipos de esta ciudad en la Liga Nacional y registra y subraya el respeto de aquel cuerpo técnico de Sportivo Independiente que conformaban Mario Guzmán, Leopoldo Aboy, Gustavo
Vaninetti y Richard Fernández. “No fue fácil. Nadie es profeta en tu tierra. Se creía por ahí en la mesa, los comisionados técnicos podían influir para que ganara uno u otro equipo, nada más alejado de la realidad, pero forma parte del folklore del básquet”.
Con años de experiencia en el deporte y en la docencia, Maria sostiene y afirma que “las instituciones quedan y las personas pasan. Por más que en algún momento tuve una posibilidad o una oferta de dedicarme exclusivamente a una institución, tenía que dejar la docencia y el trabajo en los clubes es cíclico, cambian los dirigentes, cambian los planteles y no siempre uno es lo que quiere la dirigencia del club, entonces rotamos mucho”. Afirmó que siempre quiso trabajar en el ámbito de la docencia. Me gusta mucho más la parte práctica, el deporte competitivo, no tanto la preparación física, me gusta la ejecución”.
El diálogo genera recuerdos y los recuerdos emociones. Así es como al nombrar al recordado, Leo Aboy, se le llenan los ojos de lágrimas. “Compartí muchos momentos con él, lo recuerdo con mucho cariño”, afirmó.
La entrevista llega a su fin. Hay tanta historia y anécdotas que algunas quedaron en el tintero. Mario se queda unos minutos más, agradece los mensajes de cariño de amigos que lo estaban escuchando a través de INFOPICO RADIO 99.9. Es que al final de la vida uno recoge lo que ha sembrado y Mario ha sido un sembrador de valores, de esfuerzo y trabajo.
