En inmediaciones de la Plaza San Martín hubo proyección de imágenes del pequeño Lucio, junta de firmas y un fuerte reclamo por Justicia. La “Ley Lucio” busca prevenir y detectar tempranamente la violencia perpetrada hacia los niños. Cada 26, es un día muy triste para la familia, aunque sirve para continuar reforzando el pedido de Justicia.
A tres meses del crimen del pequeño Lucio Dupuy, se realizaron distintas acciones en las inmediaciones de la Plaza San Martín que incluye el eterno pedido de Justicia, buscar el apoyo de la comunidad para la “Ley Lucio” y mostrar partes de la vida del pequeño.
Como fue explicado anteriormente, la colecta de firmas se da en apoyo a la aprobación de la “Ley Lucio”, que busca prevenir y detectar tempranamente la violencia perpetrada hacia los niños.
Previamente, la familia Dupuy compartió lo que fue parte de la vida de Lucio, mediante una proyección de fotos y videos; luego hubo emotiva aplaudida en el lugar y comenzaron a marchar por las calles del centro piquense.
La palabra de Ramón Dupuy
En principio, Ramón Dupuy informó que “la solicitud de las firmas va muy bien. Queremos llegar a las 700 mil firmas para que no sea todo tan burocrático y entre en Senadores”.
“No estamos lejos, pero todavía falta, llevamos algo de 150 mil firmas en planilla” explicó el abuelo de Lucio.
Respecto al avance de la causa, Dupuy señaló que “la comunicación con la justicia es muy buena. Están trabajando arduamente con nuestro abogado Mario Aguerrido. Se van comunicando con nosotros, nos sentimos acompañados”.
En esa línea, agregó que “el juez levantó la feria para que sigan trabajando, no hubo feria en el caso de Lucio. El juicio se tiene que hacer este año, no hay fecha especifica, pero se va a hacer este año”.
Cada 26, “un día especial”
En la previa de la movilización, Ramón Dupuy (55), abuelo paterno del nene asesinado, procuró mostrarse entero al cumplirse tres meses del crimen de su nieto.
Intentó no derrumbarse y prefirió el silencio antes que el llanto. “Lo recuerdo (a Lucio) todos los días”, dijo acongojado el hombre de 55 años.
El asesinato del nene de 5 años potenció su rol de sostén familiar. Tan es así que fue él quien debió convencer a Christian, su hijo y papá del nene asesinado, para que se tomara unas vacaciones y lograra despejarse algunos días.
“Logré sacarlo de General Pico: le dije que se fuera a descansar. Él tiene días buenos, días regulares y otros muy malos. Quería que se desenchufara de todo esto mientras toda la familia continúa luchándola día a día”, expresó Ramón.
El crimen de Lucio ocurrió el 26 de noviembre. “Los 25 son un calvario. Quiero que se vuelva eterno el día para que no llegue el 26, porque inevitablemente es una fecha que me hace revivir todo lo que pasó. Cada vez se nos hace más duro”, sostuvo.
Extensión de la imputación para las detenidas
El Ministerio Público Fiscal de La Pampa solicitó que se amplíe la acusación contra las acusadas y detenidas con el delito de “abuso sexual gravemente ultrajante”. Y fue aceptado por el juez Néstor Ralli.
Así, la madre de Lucio quedó imputada por “homicidio triplemente calificado por el vínculo y con ensañamiento y alevosía; en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización y con acceso carnal vía anal, triplemente agravado por ser la guardadora al momento de los hechos, por ser cometido por dos personas y por existir convivencia con la víctima menor de 18 años, como delito continuado”.
En el caso de Páez, quien en primera instancia fue acusada por “homicidio simple”, pasó a ser imputada por “homicidio doblemente agravado”.
“Nosotros tenemos la posibilidad de llegar a información que lamentablemente la gente no sabe. Y no queremos que se enteren mucho, porque son hechos muy aberrantes que preferimos se revelen durante el juicio”, sostuvo este sábado Ramón.
Esa declaración pareció estar en línea con una de las primeras hipótesis que expresó la familia paterna de Lucio: “Fue un crimen de odio. Lo mataron por ser varón”.
Autopsia
La autopsia determinó que Lucio murió por “múltiples golpes” y, además, se comprobó que tenía marcas de mordeduras y quemaduras de cigarrillo previas al hecho. También se encontraron signos de haber sido abusado sexualmente.
Ramón, por último, dijo: “Había cosas que no sabíamos, pero lo imaginábamos. Por ejemplo, lo de la violación con los juguetes sexuales. Sabíamos que tenían juguetes y que existía esa posibilidad. Pero fue el resultado positivo de un ADN en esos juguetes lo que permitió confirmar la sospecha. Enterarnos de eso nos cayó como un balde de agua fría”.