La elección del domingo en La Pampa fueron otro 2017 para el gobierno provincial. La nacionalización de los temas pesó más que cualquier otro argumento en las urnas. La “ola amarilla” que se desparramó por la zona central de país (los votos de Juntos por el Cambio fueron más que los del Frente de Todos en PBA, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, La Pampa, San Luis y por supuesto Mendoza). Una interna con cinco listas fue más atractiva que una boleta de unidad sin nada que jugar. El voto castigo en una legislativa nacional, como ocurre siempre, se hizo sentir. La buena imagen del gobernador Sergio Ziliotto cosechada durante la pandemia, así como la que tenía Carlos Verna en 2017, no reaseguró un buen resultado. Una votación calcada.
Ahora viene la que vale el 14 de noviembre. En la que se juegan de verdad los cargos para el Congreso mano a mano. ¿Será historia repetida como en 2017? ¿El peronismo podrá dar vuelta 20 mil votos, como ya ocurrió hace cuatro años? Algunos dicen que esa remontada fue exclusiva de Verna. Pero hubo sobre todo militancia para dar vuelta la historia.
El peronismo pampeano se encontró con una campaña atípica. Y frente a una “nueva ola amarilla” que nadie esperaba. Ni la oposición. Temas nacionales que pesaron más (la cena de Olivos y la nueva pelea con el campo, entre otros, que impactaron en la gente como indican las encuestas) que el cuidado de la salud en pandemia. El tema sanitario ya es una sombra que todos quieren dejar atrás. “Economía mata vacunas”, indicó el politólogo Facundo Cruz, referencia en cuestiones electorales. La forma de hacer proselitismo del oficialismo no varió mucho de otras oportunidades y se privilegió más la forma que el fondo.
En ese marco hubo un voto castigo. El que fue a las cinco boletas de Juntos por el Cambio. A las boletas de la izquierda. El voto blanco y nulo que se convirtió en tercera fuerza. A diferencia de la apatía de una parte de la gente que se hizo notar en la bajísima participación.
También habrá que rever algunas cuestiones internas. En el peronismo no todos tiraron de la misma manera, algunos relajados pensando en 2019, otros retaceando apoyos, algunos contados jugaban en la interna opositora. Pero esa votación de hace dos años parece que ocurrió hace una eternidad. No fue bueno tampoco para intendentes como Fernanda Alonso en General Pico y Luciano Di Nápoli en Santa Rosa, que recibieron el golpe. Nuevas gestiones que tienen que legitimarse y perdieron la oportunidad. El resultado adverso, pero remontable, es también parte de la urgencia de parir otro peronismo.
Donde el resultado dejó sorpresa y enseñanzas fue en Juntos por el Cambio. El triunfo de Daniel Kroneberger y Martín Maquieyra, y por una diferencia considerable, dio cuenta de la nacionalización de la elección, del apoyo a la amplitud interna de la lista y del rumbo para la oposición en la provincia. No tuvo peso la estructura radical ni el escudo de la UCR a la hora de pedir el voto. En las ejecutivas la apelación al sentimiento radical puede servir en algunos pueblos, pero la gente busca otra cosa. Cayeron celestes, azules, Marino y varios más. Fue punto para Kroneberger que se saltó ese límite impuesto en la oposición entre radicales y macristas y fue punto para Maquieyra que decidió relegar el principal cargo para ganar y se convirtió en referencia opositora del norte provincial. Ambos con perfiles moderados y negociadores, quedan como referencias indiscutidas de sus espacios.
El camino son las coaliciones en escenarios marcados por la polarización entre peronismo y oposición. Quienes renegaron de esto, el socialismo en solitario, quedó sumido en una fuerza testimonial. Y quienes se plegaron a la conformación de frentes, como la izquierda del FIT-Unidad, que replican en la provincia un camino de consensos que ya se han dado en otros distritos y les permitió tener presencia en varias provincias, lograron superar sus votos y llegar a casi 10.000. La pregunta es ahora si se capitalizará este resultado en las ejecutivas de 2023 y puedan lograr cargos institucionales para entre la política real.
El 14 de noviembre se vienen las que valen. La oposición quiere repetir una tarde soñada, el peronismo revertir con una remontada épica como hace cuatro años. Veremos si la historia se repite.