El 10 de mayo de 2016, el ex presidente, Mauricio Macri arribó a La Pampa vía aérea. Lo hizo al aeropuerto internacional de la Zona Franca de General Pico. Allí fue recibido por el entonces gobernador, Carlos Verna.
El objetivo de la visita: Anunciar la construcción de 3.000 Jardines de Infantes en el país y que “cuatro de ellos se construirían en La Pampa”.
Desde General Pico se trasladaron en helicóptero hasta Ingeniero Luiggi, localidad elegida para construir uno de los Jardines de Infantes. Los otros tres serían se distribuirían en Winifreda, General Pico y Santa Rosa.
De aquel mes de mayo de 2016 han pasado cinco años y 49 días para que comience a funcionar el Jardín de Infantes prometido a la Escuela N° 66 de General Pico.
Ayer abrió sus puertas. No hubo acto inaugural, situación que también llamó la atención. El presupuesto se tuvo que reajustar en varias oportunidades. Una obra destinada a estar culminada en un año, tardó 1.874 días para que haya alumnos en su interior.
La desidia de la política es una cachetada a la sociedad. Al pueblo. A la gente. Se echan las culpas mutuamente. Algunos con más responsabilidad que otros.
Lo más doloroso de la situación es la burla hacia la gente. El olvido. La falta de la palabra. Gesto que nuestros mayores honraban con un apretón de manos. Ahora ni las firmas de largos contratos volcados en cientos de hojas se respetan.
¿Existe el valor de la palabra? Estaremos en presencia de una nueva dirigencia política. De que lo que se promete se cumple. De dirigentes que piensen en la gente y sus necesidades. Ya es hora.
