La historia de un joven estudiante que se hizo viral en las redes sociales.
Por la pandemia de coronavirus, la bicicleta vive un boom. Una situación singular y hasta inesperada para un invento que no es precisamente nuevo y que los libros de historia sitúan en el año 1817 con un diseño del alemán Karl von Drais. Hoy la usan en el mundo 500 millones de personas. Y, por primera vez, la demanda es superior a la oferta.
De la mano de una mayor venta y de un mayor uso también, lamentablemente, se denuncian más delitos. Los robos de bicicletas se convirtieron en algo más habitual de lo deseado y son varios los dueños que encuentran sus bicis publicadas en sitios de venta online.
Sin embargo, esto no sucede en otros países del mundo. Y Japón es el mejor ejemplo de que allí se respeta la propiedad privada como, posiblemente, en ningún otro lugar. La prueba es lo que le ocurrió a un joven que dejó una bicicleta apoyada en un parque durante horas y, al volver, se la encontró mejor de lo que la había dejado.
El protagonista de la historia se hace llamar Yauimo en Twitter y contó una historia insólita: iba hacia la escuela cuando una de las ruedas de su bicicleta se pinchó. Estaba a mitad de camino, por lo que no podía cargar con ella hasta el colegio sin llegar tarde ni volver a su casa para tomar otro medio de transporte. Así que dejó la bicicleta tirada en un parque y volvió a su hogar.
Tal y como publica Sora News 24, el joven decidió que lo mejor era abrir su computadora y asistir a sus clases de forma virtual. Al final de su día de estudios, volvería al parque donde había estacionado su bicicleta y la recogería… si antes alguien no se la había llevado.
Pero cuando Yauimo regresó al parque se llevó una enorme sorpresa: su bicicleta no solo seguía allí sino que, además, se la habían arreglado.
Además, la persona que se la arregló le había dejado una nota en la bicicleta, tal como el estudiante explicó en Twitter: “Solo soy un viejo con mucho tiempo libre. Vi que estabas en un aprieto esta mañana, así que reparé tu rudea pinchada y volví a llenar el aire. Sin embargo, el arreglo no es perfecto, por lo que probablemente querrás volver a llenarlo de aire pronto”.
El hombre agregó que no era necesario que le diera las gracias, pero que, si sentía obligado a ello, le daba una solución por adelantado: “Hacé algo bueno por tu familia o por alguien, por cualquier persona”.
La carta estaba firmada por “el viejo tipo de los globos con mucho tiempo libre”, posiblemente haciendo una referencia a los globos con los que le puso aire en la rueda. La historia no tardó en hacerse viral tanto en Japón como fuera de sus fronteras, demostrando que sigue habiendo gente buena en cualquier parte del mundo.
Fuente: clarin.com