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La emotiva historia de Julio Aro, el veterano de Malvinas postulado al Nobel de la Paz: “Si llega a haber un ganador, van a ser mis compañeros que no volvieron y las madres que los parieron”

La emotiva historia de Julio Aro, el veterano de Malvinas postulado al Nobel de la Paz: “Si llega a haber un ganador, van a ser mis compañeros que no volvieron y las madres que los parieron”
29 Marzo, 2021 a las 21:21 hs.

En diálogo con “La Redacción” por INFOPICO RADIO 99.9 el veterano de la Guerra de Malvinas, Julio Aro, se refirió a la confirmación de su candidatura al Premio Nobel de la Paz junto al excombatiente británico, Geoffrey Cardozo, por impulsar el proceso de identificación de los soldados argentinos enterrados en el cementerio de Darwin.

En principio y de cara a un nuevo aniversario por la guerra de Malvinas, Aro señaló que se trata de una fecha donde es necesario recordar, pensar y reflexionar acerca de lo que pasó. “Cada uno de nosotros la vivimos de una manera distinta, a mi me pega raro, hay 2 de abril en que no quiero estar en ningun lado, hubo otros en donde me fui a pasarlo fuera del país”, expresó.

“Son días complicados donde también hemos logrado, gracias al esfuerzo de muchos veteranos, que no lo habláramos solamente el 2 de abril. El hecho de no hablar de Malvinas solamente el 2 de abril nos ayudó a superar los problemas que teníamos“.

En lo que respecta a su nominación al Premio Nobel de la Paz, la misma es junto a otro excombatiente y coronel británico Geoffrey Cardozo, quien arribó a las islas una vez que la guerra ya había terminado. Una vez en el lugar, llevó a cabo el trabajo de enterrar los cuerpos de los soldados argentinos fallecidos en las islas.

“El no participó del conflicto, llegó cuando ya había finalizado. Su trabajo era tratar de tranquilizar a las tropas ya que su trabajo tiene que ver con psicología” aunque explicó que luego comenzaron a llamarlo de diferentes lugares por el hallazgo de cuerpos en distintos lugares de las islas.

Le dieron la misión de ir a buscar esos cuerpos, recogerlos, limpiarlos, envolverlos en sábanas blancas, colocarlos en bolsas negras, colocarlos en un cajón y de enterrarlos el día 19 de febrero con una ceremonia increíble en Darwin, con mucho amor y respeto”, indicó Aro.

También precisó que gracias al trabajo que hizo Geoffrey, anotando cada detalle de sus hallazgos incluso hasta las coordenadas donde eran encontraron los cuerpos en los campos de batalla, fueron la pieza clave para el reconocimiento de los caídos argentinos.

El resultado al día de la fecha es que de 122 placas que existían, las cuales rezaban “Soldado argentino sólo conocido por Dios”, 115 lograron recuperar su nombre e identidad que les había sido arrebatado durante tantos años.

“De este primer plan de proyecto humanitario restan reconocer 7 cuerpos. Hace unos días atrás se firmo una enmienda de este primer plan donde se va a abrir una tumba más, que es la parcela C1-10 donde había un error que fue cometido por parte de los argentinos”.

Por lo que explicó que en el cementerio original figuraba un nombre de un Sánchez a quien lo acompañaban tres NN. “Por obra y magia, de no se sabe de quién, hubo un ‘error’ y cuando se cambiaron las placas y cruces el nombre de Sánchez apareció junto al de tres soldados que no eran”.

“Nadie se dio cuenta de eso excepto la mamá, que fue antes del 2004 y no lo encontró, fue después en 2009 y le dijeron que su hijo estaba”. Fue entonces cuando la madre del soldado pide que abran la tumba que supuestamente era de su hijo pero obtuvo una respuesta negativa.

“Lo único que pudieron hacer por esas madres es permitirles dar muestras de sangre a ver si su hijo se encontraba en algún otro lado del cementerio de Darwin y así fue, sus hijos aparecieron en otro lado”.

Con solo 19 años, Julio Aro fue enviado a las Islas Malvinas como soldado conscripto y participó de la guerra. “Llegamos el día 12 de abril con nuestro regimiento. Soy clase ’61 pero por cuestiones de estudio hice la COLIMBA con la clase ’62, me vino una baja especial y en esa baja dije ‘no vuelvo nunca más’ y no pude cumplirlo porque el día 4 de abril me reincorporaron”, relató.

En el año 2009 y con la información minuciosa recogida por Cardozo, Julio Aro creó la fundación “No me olvides” para darle un marco formal a la iniciativa de recuperar la identidad de los cuerpos encontrados

“Mi objetivo principal es ayudar a todas aquellas familias de mis compañeros que no pudieron regresar a tierra firme. Estamos utilizando un verbo nuevo que es ‘malvinizar‘ colocando los nombres de cada héroe, colegios, jardines, haciendo carreras de natación en las islas, realizando donaciones voluntarias de sangre, creando la revista de ángeles de Malvinas”.

“Siempre tratando de ponernos en el lugar del otro, esa madre o padre que no tiene a su hijo para que lo ayude, estamos nosotros. No suplantando, pero si poniendole el pecho y el dinero que haga falta para que ellos tengan la mejor calidad de vida posible”.

En cuanto a lo que fue recibir la nominación al Premio Nobel de la Paz, Aro sostuvo que se debe al trabajo humanitario que tiene una magnitud nunca antes vista, “si llega a haber un ganador, van a ser mis compañeros que no volvieron y las madres que los parieron”.

En ese sentido, fue consultado acerca de algunos compañeros y ex combatientes que están molestos por la convocatoria y sostuvo que no los entiende, “muchos pensaron que esto nos pagaban los ingleses y que queríamos traer los cuerpos al continente, pero nunca le preguntaron al padre qué era lo que quería”.

“No molestas a nadie, solamente estás cumpliendo el deseo de ese ser querido que perdió un hijo en la patria, los que están enojados, tuvimos la suerte de volver, no nos podemos poner en contra de esa madre o padre que perdió un hijo“.

Y continuó, “nunca buscamos ningún tipo de reconocimiento, solo poder saber dónde están mis compañeros, porque hay que estar en el lugar y enterrar compañeros, ¿qué me pueden decir a mi lo que es?”.

Respecto de sus viajes a las islas a lo largo de todos estos años, Aro indicó que viajó en 9 oportunidades, “el último se hizo el día 5 de marzo, antes de la pandemia, con la primera madre que dijo que si y a quien lamentablemente le faltan sus dos piernas, pero le habíamos hecho la promesa llevarla donde pudo reencontrarse con su hijo después de 35 años“.

“No hay un viaje igual que otro, son cosas que uno sigue aprendiendo y comprendiendo sobre los campos de batalla en los que uno no ha estado. Cada uno de nosotros salió del horror de la guerra de la manera que pudo, no de la manera que quiso“.

En ese sentido, se refirió a los 649 bajas en combate y a los más de 500 suicidios de ex compañeros, motivados por secuelas y traumas de posguerra, “hace un año atrás el ejército dice que no son más 649 sino que son 632, porque 17 muertos fueron equivocados y murieron ‘a causa de Malvinas’“.

Las secuelas quedan, nadie vuelve igual cuando va a una guerra, hay que estar, sentir y vivir lo que es Malvinas“, concluyó.

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