La ex alumna, maestra y directora de la Escuela 111, Edith Morini, dialogó con “La Redacción” por INFOPICO RADIO 99.9 y se refirió al aniversario de la institución educativa mientras recordó sus épocas de actividad.
En primer lugar, Morini señaló que el festejo por los 100 años en un día muy especial “todo es emoción, pensar en la escuela y en sus 100 años“.
“Tengo dos recuerdos importantes en mi memoria sobre mi época en la Escuela 111, en primer lugar mi época como alumna, aquel momento con vivencias tan diferentes a las de ahora. Recuerdo a docentes y directores como Medardo Agüero. A las maestras, recuerdo a todas pero a algunas en especial como la señora “Tota” Ruiz, a Elisa Sosa y a la señora de Chapel, que fueron maestras mías”, precisó.
En cuanto a su segundo recuerdo, aseguró que fue la época en la que curso la secundaria en la Escuela Normal Mixta, donde estudio maestra aunque sostuvo que no ejerció de inmediato ya que estaba en otra profesión, “pero siendo más grande siempre me tiro la docencia y empecé“.
“Estuve 5 años en la Escuela Nº 12 y después tuve posibilidades de ir a la Escuela 111 como titular y allí me instale. Fui maestra unos años de los primeros ciclos y después pase a la vicedirección que compartí junto a Mirta Turín, luego ella se jubilo y pase a la dirección hasta el día en que me jubile”, asevero.
Por lo que manifestó que vivió momentos hermosos de muchísima satisfacción, también momentos difíciles, desde todo lugar, desde el trabajo, lo personal, “realmente una comunidad educativa muy fuerte, solida, desde los inicios de la escuela, desde su historia“.
“Aquella casita de cartón que en el relato los ferroviarios desviaron el tren y bajaron las casillas acá que iban para el lado de Chaco y Santiago del Estero. Ahí comenzó lo que fue después el jardincito de la escuela y donde funciono la Escuela Normal Mixta en primer lugar”.
En cuanto a lo que fue el al acto por el día del aniversario, explico que solo concurrió una representante de las jubiladas de la escuela que mando muchísimo material como videos y fotografías, “realmente es emocionante, es dulce, es tierno, es la escuela“.
Entre los recuerdos de los momentos vividos en aquel entonces, Morini no pudo evitar referirse a una de las situaciones más difíciles que le toco vivir siendo parte de la escuela, fue el momento del incendio que ocurrió en septiembre de 1976.
“Habíamos hecho la fiesta de los 75 años de la escuela hacia 15 días y fue terrible, me acuerdo que estaba en casa un domingo y llamaron diciendo que salía humo de la escuela. Salí volando y cuando llegue ya había gente en la cale, sobre todo del lado que salía humo que era sobre la calle 15″, detallo Morini.
En tanto, aseguro que en su desesperación por saber qué era lo que estaba pasando abrió la puerta del frente de la escuela, “era terrible el fuego que había atrás y la corriente de aire lo avivo más”, recuerda Edith.
“Empezamos a sacar todo lo que podíamos, fundamentalmente del lado de la calle 13, hasta logramos sacar el piano y armarios porque la gente hacia pasamanos sacando todo hacia la calle”.
Según relata, nada de lo que tenia que ver con la parte administrativa de la escuela sufrió daños, ya que la dirección estaba en otra zona distinta a la del incendio. “Se quemo todo, fue algo desesperante porque no podíamos creer lo que estábamos viviendo, se salvo algo muy lindo que fue la placa de la Virgen de Lujan“.
En cuanto a lo que fue la reconstrucción, Morini señaló que para el mes de marzo del siguiente año ya contaban con un edificio nuevo. “Los alumnos tuvieron que dividirse, un grupo fue al Campito Centenario que fue el primer ciclo. El segundo ciclo fue a la Capilla de Lujan y por último, sexto y séptimo estaban en Bellas Artes“.
“Estábamos instaladas en la casita que era del director de la escuela y salíamos todas las mañanas con Mirta Turín a recorrer las escuelas y como había muchas familias que no podían llevar a sus hijos porque era demasiado lejos, había un colectivo que paraba en la 4 y la 15 y llevaba a los chicos“.
Sobre el final, quiso dejar algunas palabras a la comunidad y sostuvo que “cuando uno se remonta a toda la trayectoria de la escuela y el estar uno en esa historia o parte de esa historia, es como sentir una piel de gallina, recuerdos y emoción“.
“Decir que es una escuela que desde sus cimientos se siente fuerte, que tiene un andamiaje muy robusto y que hay siempre una necesidad extrema de transmitir lo mejor a los alumnos, lo que tiene que ver con valores, por lo menos es la sensación que yo tengo. La escuela es aprender en lo académico y aprender en la vida cotidiana“, concluyo.
